Cuaderno de campaña(IV): Todo muy provinciano

Ayer supimos que el nivel de deuda pública ha alcanzado un nuevo máximo histórico. En otras circunstancias, se hubiera montado una de esas tormentas que tanto gustan a los mercados y a la legión sexta. Pero los mercados no están para asuntos de provincias cuando está a punto de desatarse una "tormenta global", a cuenta del Brexit.
Cómo estará el patio que Camerón el listo tiene que venir a mendigar votos a Gibraltar. Cosa que hace poco hubiera supuesto un carajal y hoy lo hemos despachado con un " no nos gusta" de Rajoy y el pasoteo del resto. No se sabe si por no incordiar a los del Brexit o porque estamos en lo nuestro.
Lo de la deuda solo revela que han desaparecido las políticas de austeridad. Que hubiéramos sacrificado el déficit estructural a cambio de inversión o de incorporar parados al consumo, de forma planificada, a lo mejor no era mala noticia.
Que lo hayamos hecho a causa del interminable ciclo electoral produce espanto. Que el gobierno en minoría de Madrid, los gobiernos en minoría de Extremadura o Asturias y el nacionalista catalán sean los que han aumentado sus pasivos más que nadie, o que se reduzcan las recaudaciones del estado, revela bien qué tipo de política de clientela estamos abordando.
Tema que por cierto nadie planteó en el famoso debate. Unos porque esperan la carta de Bruselas y otros porque cuanto peor más cerca de darle un rodeo al euro. No es casualidad que del Brexit no se hable.
Que la izquierda inglesa tenga que recurrir a Brown para salvar el patio ante la tibieza de Corbin, atrapado por su euroescepticismo y los asesores que comparte con Varoufakis y la izquierda radical europea, explica que la conocida solidaridad de la izquierda en las causas contra los conservadores se haya volatilizado.
Desde La Línea a la Castellana cunde el pánico; 9000 trabajadores y trabajadoras temen el resultado inglés, centenares de empresas ya han visto como sus activos se han devaluado y temen un recorte más. Quizá les gustaría saber si tenemos un plan B para ellos. Pero ya se sabe que de trabajadores, trabajadoras y empresas no hablamos, lo nuestro es la provinciana clase media.
Lo nuestro es más de aquí. Ni Gibraltar, ni las empresas, ni los inmigrantes en Londres ni las risas del nacionalismo de extrema derecha a lo largo de toda Europa. Preferimos pasarnos el día comentando el tuit tonto de la mañana, donde Jordi Sevilla viene a reconocer que el PP ganará y a soñar que PSOE y Ciudadanos volverán a sumar apoyos.
Mientras observamos desde la barrera que los referendum los carga el diablo y como algunos de los nacionalistas más radicales arrasan las noches de Lille, nos ocupamos de lo nuestro que, como todo el mundo sabe, no tiene que ver con nacionalismos radicales, crisis de Europa, rupturas generacionales y, menos aún, con liderazgos débiles.
Hoy, entre los asuntos más relevantes de la jornada deberemos debatir si Zapatero, el de la reforma de la Constitución en 24 horas y el recorte escondido, fue el mejor Presidente de la democracia. Al mundo le preocupa si llegará la "tormenta global"; a nosotros y nosotras, los asuntos de la provincia.