Así, ni patria ni pueblo; ni
sociedad ni mayorías; ni gente ni ciudadanía. Ciudadanos se propone
directamente “reconstruir la clase media”. Al fin y al cabo uno tiene que
preocuparse de los suyos.
Muchos estudios revelan como la historia
política es coherente con los cabreos de la clase media: las crisis financieras
producen radicalismos e ira pequeño burguesas, las crisis económicas de otra
naturaleza proveen estímulos para la socialdemocracia.
La crisis del petróleo dio origen a una
generación que exigía estado de bienestar y que generó décadas de adhesión al
socialismo de Felipe González. Por el contrario, cuando han sido patrimonio,
herencias y productos financieros los desvalorizados, la crisis ha provisto una
pequeña burguesía, especialmente urbana, cargada de ira sobre el sistema
político.
Así, se sostiene que ha sido la clase
media quien más ha sufrido la crisis. Los excelsos asesores de Albert Rivera
son gente viajada y experta que han leído todos los estudios sobre el asunto y
no van a permitir que una estadística les estropee el discurso.
Menos aún cuando todo el mundo ha
aceptado su tesis y ha convertido sus programas en panfletos para tranquilizar
a la clase media. Entienden, unos y otros, que clase media, centro y granero de
votos es lo mismo y, además, coincide bien con la ética y estética del pijerío
urbano que rechaza llamarse trabajador o trabajadora para ser solo ciudadano o
ciudadana.
Y sin embargo, que la clase media haya
sido quien ha sufrido en mayor grado la crisis es una pura patraña como revelan
los datos de renta de los hogares del INE.
El hundimiento de las rentas más
bajas ha sido dramático, especialmente en el 15% más pobre; entre un 20% y un 40% de caída. Las
rentas medias perdieron entre un 10% y
casi nada. De hecho, solo un 25% de los
sectores empobrecidos proceden de la clase media. Así pues, la necesidad de "reconstrucción
de las clases medias" se reduce a un cuarto de las misma.
Sin embargo, los beneficios fiscales que produce
Ciudadanos, desde la reducción impositiva programada al complemento salarial,
se orientan a la clase media y sus hijos, ignorando a los que de verdad están
empobrecidos: parados, mujeres, inmigrantes…
Que otras formaciones sigan el mismo camino solo revela
la incapacidad de elevarse por encima del griterío airado de la pequeña
burguesía que, para que engañarse, siempre acojonó un poco a la política
europea. Que la izquierda haya caído en la trampa tiene su aquel.