Cuaderno de campaña (XIII): Hablando de barro

Mucho barro; poca elegancia. Lo tenían claro los excluidos en el debate. Dos de ellos que antes habían excluido a otros, con mosqueo. El irrelevante para que pareciera que pertenece a la colla de lo mas nuevo.

A ver si se me aclaran. Si Errejón llama ignorante a Rivera o Iglesias caradura a Vicente Navarro, es pura ternura. Si Colau te pide que te limpies la boca, Monedero te acusa de cocainómano o Errejón desprecia a los que no tienen formación, eso es finura total. Si Garzón expulsa a cinco mil acusándoles de chorizos es purita elegancia. Pero si Sánchez le espeta un “indecente” al indecente Rajoy, viene a ser barro de la vieja política. ¿Se me aclaran o no?

Hizo Sánchez lo que debía, no se engañen. En primer lugar, necesitaba sellar las puertas; cerrar la transferencia de votos a su izquierda pero también hacia el PP. Necesitaba, en segundo lugar, la bronca para recuperar la identidad perdida en las mareas de falsa ternura que le han acompañado en la campaña, mientras le acusaban – por supuesto, con mucha elegancia- de mentiroso o de cómplice con la derecha.

Lo que sorprende es que quienes ira vienen reclamando durante meses ahora castiguen a Sánchez. Puede tener un aquel que la exclusión les mosquee o que La Secta se irrite, al fin y al cabo debe rentabilizar su inversión en candidatos y reclamar respeto para los respectivos jefes de campaña, Pastor y Ferreras. Es comprensible que el joven sectario reclame la elegancia de la que carece.

Lo que resulta extraño es el fariseo juego amigo que reclama corrección formal, tras llevar meses pidiendo contundencia. La Secta ha cumplido su función: ha declarado desierto el resultado del combate y ha convocado a los agentes digitales  que controlan los candidatos protegidos al desprecio en las redes. Bien está; pero eso es parte de la campaña no del rigor informativo .

A mi no me molesta el “indecente” ni la respuesta. Pienso como Sánchez y entiendo que Rajoy considere ruin a quien le recuerde su responsabilidad política.

Lo que me molesta del indecente y del Señor Rui(z)n no es la bronca sino la poca calidad de la propuesta. A lo que no ayudó Sánchez es a rellenar las lagunas que los socialistas debieran rellenar. Ahora bien, en una campaña de bailes, espectáculo y guitarreo, de citas falsas y empresas inventadas, de denuncias de puertas giratorias que se ignoran en los propios, no se porqué hacerle un reproche especial al socialista.

Hablando de barro, nada más enfangado en viejo lodo que el teatral abrazo entre Iglesias y Manolo Monereo en la arena de Vistalegre. Uno puede entender cierta reparación a los asesinos de Viriato, la gratitud a los que destrozaron su partido para trasladar su voto.

Pero difícil resulta aceptar, de nuevo, el sorpasso, por Monereo inspirado teóricamente, traducido en pinza por algún candidato sevillano de Podemos y que llevó al fracaso a Anguita y causó no poco destrozo a IU. Nuevo y moderno es este sectarismo de tercera internacional.

Hablando de barro, nada mas embarrado que el hipócrita cinismo. Pero vayan aprendiendo: ni cinismo, ni hipocresía. Solo nuevo, de casi cien años.