Cuaderno de campaña (XI): “limpie(n)se la boca”

Si es Usted de un equipo de futbol que anima a su muchachada con el entrañable, ”si se puede”; si es un reclacitrante animador de la selección española gritando el viejo “podemos”; incluso si es Usted un creativo de la campaña de Obama esperando ser copiado por campañas de medio mundo, sepan, que deben limpiarse la boca antes de pronunciar la frasecita de marras.

Lo ha dicho la alcaldesa del cambio barcelonés, que voto periférico presta, y que, al parecer, distribuye la licencia de la jaculatoria. Porque como si fuera el rosario, la frasecita ha de pronunciarse con la boca limpia, so pena de pecado de blasfemia. El fervor de la breve oración ha de acompañarse de licencia autorizada y boca limpia.

Puede parecerle, a Usted y a mí, que alcaldes y alcaldesas que a todos gobiernan debieran comportarse con cierto tino. No hace falta el exceso del alcalde zaragozano pidiendo en dos mítines distintos votos para dos fuerzas políticas. Sin ser tan excesivo en los quereres, puede pedirse el voto con respeto al electorado universal, ya que o todos y todas se gobierna.

Pero no; al parecer lo nuevo es arrasar, también, el viejo y acrisolado ecumenismo de los regidores y prohibir a otros que pronuncien la jaculatoria que pertenece, naturalmente, a la alcaldesa.

Así, cuídese el Señor Rivera de repetir frase que no le pertenece, sin limpiarse la boca como le ha advertido la alcaldesa macarra y cuídense, Ustedes también, de bromear con las cosas de los chicos y chicas del cambio que, en cuanto pueden, sacan ese tonito de ira pequeñoburguesa, ustedes me entienden, que da un poco de miedo.

Porque ternura y sonrisa toda la del mundo, pero primero se me tragan Ustedes unos insultos para por si acaso.

Yo entiendo los excesos. El Último domingo de campaña todo el mundo se viene arriba. Es el día de pabellones y plazas de toros. El día de fletar autobuses; pagar viajes y hasta bocatas, si falta hace. El rito ha sido cumplido, todos se han ido a casa henchidos de emoción y con demostración de fuerza hecha.

Hoy es el Domingo de San Mitin. El día donde se convence a los propios ya convencidos. Donde se transmite una emoción, solo interrumpida por el aplauso amigo. y donde se denuesta al ajeno, sin más interrupción que el aplauso amigo.

El Domingo de San Mitin no es para ideas nuevas sino para exabrupto viejo. Y si uno no tiene exabrupto que acarrear lo inventa, cosa que tan correctamente, y tanto respeto a la tradición electoral, ha hecho la alcaldesa del cambio barceloní.

Así pues, limpiémonos la boca por si acaso se nos ocurre coincidir con la alcaldesa en algún frase que no nos pertenece.