Viene la ira del payaso gritón



Hay algo peor que la clase media: sus empobrecidos hijos airados. Se han cumplido, este 2015, ochenta años desde que fuéramos avisados y avisadas y estudios recientes lo han confirmado.

Las crisis financieras producen ascensos de extrema derecha y las izquierdas extremas no las aprovechan. Eso explicaría la patética huida de las izquierdas de algunos y el crecimiento de otros.

Los airados hijos de clase media vienen a despreciar a las voces que se reclaman de la clase obrera. “payasos tristes” les ha llamado Monedero. Hay algo peor que la tristeza que acompaña al payaso: el payaso gritón.

El payaso gritón suele ser de comportamiento faltón y autoritario; faltón al modo de Monedero; gritón al modo de Errejón que, ni de izquierda ni derechas, no duda en levantar en cuanto puede su puño amenazante, aunque sea en complicidad con un rapero apologeta de la violencia machista.

La izquierda conoce la histórica ira de los hijos empobrecidos de la clase media. Es por eso que siempre defendió la negociación social y es por eso que nunca ha dudado en hacerles vivir bien.

Caídas de impuestos, becas, Erasmus, contratos universitarios a la medida han alimentado las políticas de la izquierda española. Producto de esta cultura del votante medio es la paradoja de un país en que cuanto más alta es la renta, más servicios públicos gratuitos se quieren y cuanto más baja, más rebaja de impuestos se exige. Al fin y al cabo, los trabajadores y trabajadoras de baja renta ven marcharse su dinero a servicios destinados a rentas más altas que las suyas.

Es por eso que las fuerzas políticas llamadas emergentes que, por la derecha y por no se sabe donde, aspiran al voto de los pequeños cabreos sumados, pasan de las personas en desempleo (mínimo asistencial para ellas), dedicando sus programas a mejorar los salarios de los hijos de clase media, mediante rentas que no pagarán las empresas sino los impuestos de la clase obrera que resista.

Es por eso que algunos que se dicen herederos de la clase obrera abundan en imposibles programas máximos que devalúan las tradiciones de izquierda para convertirlas en radicaloides compañeros de viaje de los payasos gritones.

Este es el momento de la clase media. Disfrazada de emergente, ya ocupa el sobrevalorado periodismo actual regentado por alguno y alguna de los suyos. Periodismo que no dudará en invertir en clase media y en denostar a los portavoces de la clase obrera inventando, si falta hace, sindicalistas desconocidos que mal hablen de los sindicatos de clase.

Los payasos gritones de la clase media se han puesto en marcha y lanzarán su ira sobre nosotros y nosotras, mientras convierten en espectáculo su propuesta política. Mientras los áureos líderes danzan, bailan o tocan la guitarra en nombre del 15M o del cambio, que es mejor el espectáculo que la propuesta, sus mesnadas nos lanzaran gestos amenazantes y gritos más amenazantes aún.

Tiempos de sublevación de los airados y airadas que reducen el cambio a ponerse en lugar de los que ocuparon el estado, en nombre de obreros o de sedicentes capitalistas.

Que el tiempo pertenezca a la ira o a la negociación social depende de nuestro voto. 

Yo voy a buscar entre la izquierda, lejos de los programas máximos, del griterío y de las ocurrencias faltonas.