Barrenando IU

Publicado por Nueva Tribuna el 15/6/2015

Me refiero a quienes han eliminado a IU como referencia política y la barrenan, mamporreando a los que buscan patéticamente un escaño, escondido en la colla del cambio.

No soy de IU ni de sus muchas bandas enojadas; solo me honro en haber sido fundador, junto a otros y otras, de la Izquierda Unida aragonesa y empujado en Madrid, junto a Gerardo Iglesias, otros y otras, en los difíciles días fundacionales, una fuerza con vocación de suma, promesa de transformación y conflicto con las políticas de la derecha. También presumo de haberme reencontrado con esa cultura política en mi modesto apoyo a Luis García Montero.

Cuando esto escribo, un prócer ha anunciado su voluntad de "reconstruir IU con el PCE" y el gerente de turno se ha puesto a eliminar a quien no responda al perfil. Resulta dramático, siendo benévolo, que se amortice IU por quienes resucitan una gloriosa sigla que cumplió, hace décadas, su función histórica.

El partido comunista de occidente que más tiempo lleva sin presentarse a las elecciones ni someterse a escrutinio cívico alguno, opaco éticamente tanto en financiación como en comportamientos que a los demás requiere, transformado en puro sindicato de intereses, se apresta a cerrar una formación política que, con aciertos y errores, ha sido la voz heredera de la cultura de cambio nacida del añoso tronco del movimiento obrero.

Que IU no necesitaba de refundación por comunismos pretéritos conducida sino de una recreación que pusiera en valor su militancia, preservara sus valores y transformara decisivamente su estructura, era algo que los amigos y amigas, más o menos contradictores llevamos años diciendo.

Sin embargo, capitaneados por un viejo discurso sin ambición y una joven ambición sin discurso, los que renuncian a IU en nombre del veterocomunismo han logrado su objetivo: eliminada IU, el partido comunista reconvertido en puro lobby, pasará a desarrollar su hegemonía en un espacio donde nadie le llevará la contraria, porque nadie sabrá nunca de su existencia.

IU, amortizada como plataforma, solo espera que las jóvenes ambiciones sin discurso y los oportunos liquidadores, la dinamiten definitivamente, sin que nadie sepa donde emigrará lo que importa: el cazo de valores e ideales.

Mendicantes de escaños, luminarias que usan los principios solo para el comienzo, como etimológicamente era de prever, y barrenadores, hacen pandilla para dar por cerrados valores por mucha gente construidos y hoy sepultados en popularísimos encuentros.

Porque lo esencial no es el nombre de los que reclaman un cambio, sino el cambio del que se habla. Prácticamente ninguno de los cambios que celebra la ciudadanía estos días  depende de Izquierda Unida y sus valores.

Lo cierto es que han vuelto quienes siempre, paseando por desconocidas orillas, negando la pluralidad de las identidades de izquierda o reclamando la única verdad dogmática, condujeron a IU a la irrelevancia.

Naturalmente, el secretario orgánico responsable de los peores resultados de IU en dos décadas, mamporrero de los que se pasaron la campaña pidiendo el no voto, no dimitirá: se ampara en el sindicato de intereses conocido mas notable.

Dicen los próceres que la ciudadanía ha enviado un mensaje de reconstrucción a IU. Lo dudo: la ciudadanía ha pasado de enviar ningún mensaje a IU. Es IU quien debe lanzar a la ciudadanía algún mensaje de utilidad política.

A esas afiliaciones generosas  que siempre resisten agarradas a la balsa que los piratas  hundieron, no les quepa duda que no les faltará el compromiso de muchos y muchas si la convergencia retorna a su origen: plural, reconocedora de múltiples identidades y no un mandato de liquidación política. La barrena no es creativa, amigas y amigos, solo hace agujeros.