¿Acabar con el bipartidismo o acabar con la izquierda?

Golpe durísimo al bipartidismo en Andalucía, el capitalismo próximo a caer en barrena, irrecuperable, vamos, las bolsas al borde del colapso, Merkel en crisis. O sea, brutal, todo ha cambiado y, ...treinta y cuatro años después, lo hemos conseguido: gobernarán los mismos.

Mientras los del bipartidismo andan de copas, tristes y llorando por su derrota finisecular por la Sexta anunciada, allí entre la Alameda y Triana, pasando por la Cartuja, fino va, fino viene, el Dr. Errejón teoriza el final del maldito bipartidismo.

Mientras Errejón prepara una tesis sobre el asunto (naturalmente financiada por el partido del bipartidismo y avalada por catedrático de su partido), los datos informan que la ruptura del bipartidismo la financia, con escaños y votos, el PP, que genera los escaños de Podemos y Ciudadanos. Mientras, los de IU, como siempre que en Andalucía juegan a tontadicas, se los se los pasan al PSOE.

Al fin podemos ver de lo que se trataba. La ruptura del bipartidismo, a más de irrisoria, consiste que los votos de la clase media se pasen a Podemos y Ciudadanos, y que desaparezca la izquierda. Ahora sabemos porque no somos de derechas ni de izquierdas: porque los escaños del PP son para el cambio.

Mire Usté que esto del cambio se ha complicado una barbaridad, barbaridad. Y ahora resulta que el cuarenta por ciento de lo que quería Podemos se lo llevan los de Ciudadanos. Conclusión; puesto que no hay pueblo pa tanta gente, solo hay una manera de que parezca que seguimos pintándola: hacer que desaparezca la izquierda, para que haya sitio.

Para ello, tenemos, primero, que contar con la quinta columna, Nada mejor que recuperar a la vieja política de la regeneración democrática con la derecha, tipo pinza, para que, en sonado y viejuno mitin, pida acuerdos con Podemos, y desprecie el acuerdo con mayorías sociales. Cosa que trasladará votos a Podemos, de la derecha y de la izquierda.

Podemos añadir algún otro quintacolumnista, de los que paga la Sexta, que afirme que el problema no es haber provocado, con anunciados referéndum y solicitudes de cambio de gobierno, las elecciones y la ruptura de acuerdo de gobierno, sino haber acordado con esos corruptos que la gente de izquierda andaluza vota, hay que ver estos andaluces, como les va la corrupción. Discurso que podemos redondear con la desaparición de cualquier pluralidad que no proceda del comunismo occidental.

A mi, como a la mayoría de Ustedes, me parece una exageración que el mismo partido gobierne 34 años un país. Pero ¿de verdad se creen que la gente andaluza apoya la corrupción o la falta de cambio?

No; la gente andaluza no se fía de las alternativas populares, populares o de izquierdas, de izquierdas, que no les garantizan lo que desean. Es lo que pasa desde hace treinta y cuatro años, y seguimos sin entenderlo. Tonteen con dar paso a quien de izquierdas no es porque a la tele de turno no le gustan los pactos; con no crear mayorías, con suspender semanas santas o acabar con el PER. Ruido harán, pero el voto se lo llevarán los de siempre: que están, se les conoce y hacen, mal que les pese. Por cierto, si los populares, populares y la izquierda, izquierda, son tan listos ¿Por qué no leen las encuestas?

Y si la izquierda acepta, pasivamente, que debe formar parte de otros y, más pasivamente aún, que no puede gobernar con mayorías sociales, porque eso contamina la pureza de la revolución de los platos televisivos, resultará que habrá bipartidismo pero no izquierda, como tengo vaticinado.

Gran cosa la lograda en Andalucía: todo seguirá igual, aunque haya más gentío. O sea, que la Presidenta tenía razón: va a gobernar con mucho ruido intranscendente.

Los que recibieron votos del PP para el cambio, naturalmente, harán ruido y los de la izquierda pedirán perdón, mientras les preparan algún saloncito en algún rincón populista que dure lo que dure el voto del PP que ha zascandileado. El asunto era acabar con la izquierda para colocarse en los platós televisivos en las sillas que van después del bipartidismo y, eso si, que parezca que se mueve algo, aunque nada se mueva.

La vieja política ha muerto pero gobiernan los de siempre y sin políticas de izquierda. Es lo que hay. Esperando las sesudas tesis de los derrotados, quiero decir esperando conocer a quien le echan la culpa, me voy echar un finito a la salud del pueblo andaluz, que ese si que es sabio de narices.