Añoro la prensa lenta

Leí una vez un periódico que me contaba lo que había pasado, no lo que iba a pasar.

Una vez, leí un periódico que me explicaba que había sucedido pero no me profetizaba el provenir.

Incluso puedo hablar de un periódico que daba noticias del día anterior y no hablaba del día siguiente.

Una vez, conocí periodistas que hablaban de diputados y diputadas pero no elegían a diputados y diputadas.

Conocí una vez periodistas que contaban las crisis económicas y políticas pero no formaban parte de ellas.

Incluso,puedo hablar de periodistas que no utilizaban sus tres columnas para opinar.

Conocí una vez un columnista que iba a ruedas de prensa.

Una vez, conocí a un columnista que se negaba a vaticinar futuros y solo glosaba pasados.
 
Incluso puedo hablarles de un columnista que se negó a participar en una tertulia porque no conocía el tema.

Una vez, conocí a un director de periódico que respetaba a sus periodistas.

Conocí una vez a un director de periódico que me escuchó durante una hora sin explicarme como era el mundo.

Incluso llegue a conocer a un director de periódico que no quería influir en el Presidente de Gobierno.

Pero claro eran tiempos en lo que todo era más lento. Los periódicos se hacían con noticias; los periodistas investigaban; los columnistas debían reflexionar y los directores elegir las noticias de primera.

Hoy todo debe ser más rápido: los periódicos forman parte del régimen; los periodistas forman parte de la noticia; los columnistas forman parte de la opinión y los directores forman parte del negocio.

Qué quieren que les diga: añoro la prensa lenta.