Asaltan nuestra patria

Lo ha dicho el faro y guía de occidente: los negros asaltarán los muros de nuestra patria, antaño gloriosos, hoy derruidos. 30.000, ni uno más, ni uno menos, que esconden sus herejes voces en el Gurugú, pateando los gloriosos huesos de nuestros antepasados.

Cita, naturalmente, el faro y guía de occidente fuentes autorizadas: los servicios de inteligencia españoles que han contado, desde el Gurugú a Alhucemas, a los arteros enemigos, con los más modernos sistemas: les han llamado por móvil, única forma de ser tan precisos.

Reid, reíd, descuidados hijos de Sefarad, distraídos en menesterosos quehaceres, buscando opulencia, intrigando para encontrar la forma de asesinar infantes no natos, ocupados en la vieja defensa de vuestras mamandurrias, mientras os asaltan.

Sabed que el faro y guía de occidente vigila por vosotros y atiende no solo a las mesnadas enemigas sino a tanto don julián dispuesto a dejar francas las puertas de nuestros torreones.

Tranquilos, afirma el Jefe de la Santa Hermandad. Ya los hemos detenido en el Tarajal, donde cayeron 15 de los treinta mil, solo con pelotas de goma. Dadnos armas, dice el patriota, e iremos a las cuevas de Tánger como hicieran nuestros antepasados.

Ahí tenéis al faro y guía de occidente y a la Santa Hermandad defendiendo lo que de verdad importa: las fronteras de la vieja y cristiana europa, mientras sus voceros se ocupan de los derechos de los agresores y de perseguir honestos caballeros suizos.

No; el faro y guía de occidente no hace amarillismo porque así lo decidió el pianista del burdel, cuando se metió a jefe de la cosa. Nunca cita fuentes sin citar nombres o exactas referencias. Nunca, pero nunca, lleva a primera cifras indemostrables y, menos aún, hace alarmismo si no es porque la patria está en peligro. Temblad, pues, el asalto es inminente.

Ironizad sobre la advertencia, descuidados visigodos, mientras almacenáis vuestro oro. Menos eran los malditos omeyas que, por siglos, nos privaron de la patria; menos los beréberes de las cabilas que nos privaron de nuestras conquistas africanas. Están los 30.000 dispuestos y vosotros y vosotras ignoráis la amenaza.

El faro y quía de occidente está para que no os distraigáis de lo que importa; el pianista del burdel ha vuelto para alertaros: acabo el tiempo de la progresía divina y llegan los días de la divina reacción. Eso si: en primera.