Unos hippies que viajan y hablan inglés van a reformar nuestros partidos y sindicatos (y III).

Dedicado a quienes a mi alrededor militan en
partidos y sindicatos...y aguantan.


En otras entradas hemos visto como una reforma de partidos y sindicatos puede adquirir un tono elitista, desenfocado, populista o facilitar la intervención de grupos de presión y lobbies.

Al grito de ¡suprimamos sindicatos y regulemos los lobbies! los reformadores avanzan; desordenadamente, eso si: ellos y ellas no son “disciplinados soldados", como los empobrecidos y arribistas políticos,  – no hay soldadas, se siente-.

Usted lleva años pensando en como resolver el desbloqueo de listas, sin caer en manos de los que compran candidaturas. Pensando en darle más valor al compromiso programático. Pensando en evitar que la agenda política la determinen los medios de comunicación. Reflexionando sobre la proporcionalidad electoral como medio de cercanía a la sociedad...

En fin, lleva Usted años perdiendo el tiempo. Ni expertos ni militantes, seguramente porque no estudiaron en el extranjero o su inglés no llega al C2, habían propuesto medidas como las que estos reformadores, gente muy capaz, dicho sea de paso, nos proponen.

Lo importante es, por ejemplo, cuando se reúne Usted con sus conmilitones o si su voto debe valer lo mismo o no que el de un afiliado o afiliada de Pontevedra, glorioso asunto en el que Usted no había caído.

Que Usted y la mayoría de las afiliaciones y ciudadanía opine que la influencia de los graneros electorales sobre las direcciones políticas ha sido excesiva, y explica desde asuntos valencianos al bloqueo reformador de algunos momentos socialistas o de IU es  un error de típica ineficacia.

Usted cree que lo normal es que los partidos ajusten su ciclo al electoral y debatan programas que sean considerados por los ciudadanos. Se equivocan: cada dos años deberían reunirse en magno cónclave. ¿Por qué dos años y no tres o uno y medio? Dejen de ser pejigueros. Que un Congreso de 700 delegados modestito salga por 300.000 euros no debería ser motivo de preocupación. Que vengan a Madrid andando, leche.

Por supuesto, los directivos de los partidos no deben formar parte de los parlamentos internos. Podemos elegirlos, censurarlos, expulsarlos pero no dejarles ser miembros de la dirección. Esta es una fórmula acrisolada que funciona en los Consejos de Administración donde los dueños ponen y quitan a los gestores.
 
El gran problema de los reformadores es que han excluido de su propuesta el pequeño dato de que hay algo que diferencia a los partidos de otras organizaciones: el personal les vota.

Cosa que determina que para dirimir consensos o conflictos y adoptar decisiones no puede aplicarse cualquier cultura corporativa. Por otra parte, eso lo dicen los manuales de toda la vida, aunque no me consta que Duverger o Panebianco hubieran estudiado en inglés, lo que les limita bastante a los pobres.

Como todos los partidos son corruptos y todos los políticos y políticas lo son, debemos suprimir órganos públicos de control financiero, contaminados de corrupción politiquera naturalmente, y ponernos en manos de auditores independientes. Si son funcionarios de nivel A o catedráticos ejerciendo de consultores, en fundaciones sin animo de lucro que solo pagan gastos, naturalmente, muchísimo mejor.

Si hubiera estudiado fuera y hablara inglés sabría que lo importante es que se reformen partidos y sindicatos. Mientras existan, las recetas de la troika, los  contratitos únicos, los (mi)nijobs, la rebaja de las pensiones y estas cosas no saldrán adelante con rapidez; la razón: que tengo unos amigos y amigas, "disciplinados soldados" – no hay soldadas, se siente- que se oponen y producen ineficaces costes de transacción.

Pero no les quepa duda, dos o tres artículos más en el faro y guía de occidente y quedaran ustedes reformados y reformadas.

Peregrino mundo, se lo tengo dicho.