¿Y si no hubiera sido el Espíritu Santo?

Al principio fueron leves sugerencias dichas de soslayo. Y siendo Domingo hay que ocuparse de cosas transcendentes. Tras los fastos de la elección papal, esas sugerencias se han convertido en rumores insistentes: Dios podría haber prescindido de el Espíritu Santo como “cazatalentos”, a la hora de elegir el CEO ( Director ejecutivo)  para el próximo periodo.

La posibilidad de que Esperanza Aguirre lo hubiera sustituido ha sido inmediatamente desmentida por Comunión y Liberación y Los Legionarios de Cristo: “uno de los nuestros, ha declarado un portavoz, no nos habría hecho esto”.

También Maduro, aunque ha reconocido la intervención de Chavez, niega que este se haya ocupado del asunto: “como se ve, el elegido no es muy bolivariano”.

Dios y su entorno guardan silencio. Como se sabe, el creador envía a sus portavoces a pronunciarse con estruendo sobre las cosas terrenales pero acerca de los asuntos corporativos mantiene - ¿como diríamos? - un perfil de comunicación bastante bajo.

No obstante, los expertos de la curia aducen datos relevantes: ¿Podría el Espíritu Santo haber elegido a un Jesuita? Estos son soldados de frontera, ladinos supervivientes, que no cuadran con el noble y sutil arte de la dirección corporativa ¿Podría el Espíritu Santo haber elegido un sudamericano, un continente que no existía cuando la Corporación fue fundada? ¿Podría el Espíritu Santo abandonar así, sin un gerente de transición, a stakeholders tan relevantes como la mafia, Berlusconi, blanqueadores de dinero y las ordenes catecumenales, como las amigas de Aguirre y Rouco, que tantos recursos nos facilitan?

Las dudas sumen a la Curia en una profunda incertidumbre. El Espíritu Santo ejercía una función mediadora relevante y su ausencia puede dejar al gobierno vaticano a merced de cualquier liderazgo populista.

Para aclarar tales extremos se ha convocado a los expertos mas acrisolados en selección de personal para que evalúen la posibilidad de que Dios haya sustituido a la paloma.

Convocados por un medio español, parecen haber llegado a la conclusión de que se ha tratado de un proceso de selección muy profesional, impropio de la compulsión de un vuelo de pájaro. En consecuencia, aunque no se sabrá en un plazo medio, todo indica que el Espíritu Santo pasará a ocuparse de otras tareas.

No menos preocupante son, para la curia, los insistentes rumores sobre el cambio de nacionalidad de Dios. Que fuera Argentino, aunque solo ejerciera en Distrito Federal, era tolerable en la medida que, como se sabe, Buenos Aires es una réplica de Roma, llena de pizzerías. Pero que se haya nacionalizado brasileño sume a los vaticanistas en un profundo desconcierto: no acaban de ver a María bailando samba y al golfo de San Pablo sin preservativo en los próximos fastos de Río.

En suma, parecen haberse producido demasiados cambios de golpe. Y ya se sabe que las corporaciones milenarias no están para eso: la obsesión por cambio es cosa de recién llegados, con ganas de que se mueva el escalafón.