El silbido party

El silbido es cosa seria; como el te. Por eso debe ser regulado, y por la Ministra de defensa.

Como dije en mi última entrada había decidido no cabrearme y no hablar de nadie del Gobierno, ni de la Banca, ni de Hacienda. O sea, que me había pasado al silencio. Me he perdido algunas cosas que tienen su aquel. Las risas de las primarias; lo de los pactos de aquí me quedo y no convoco elecciones, que os jodan; lo de trabajar más para que yo robe más...en fin, esas cosas que elevan el nivel de nuestra vida política a la altura del barro.

Pero lo del Silbido no puedo ignorarlo. El Silbido es cosa seria; como el te. Sabiendo que la guerra del te provocó, ni más ni menos, la guerra de la independencia americana, la Ministra de Defensa se ha puesto a ocuparse del silbido para evitar males mayores para la patria.

Una cosa así de seria y con tan dramáticos efectos debe ser regulada. Protocolo; protocolo, ha dicho la Ministra y la Vice, que ha añadido a su enfado habitual el cabreo con estos que silban, naturalmente de derecha extrema, porque sólo los de derecha extrema silban, los maleducados, en momentos solemnes, habida cuenta de que a la buena izquierda siempre le levanta la música militar, como José Luís recordará del día de la bandera americana.

Así que la derecha extrema (nótese que no se llama extrema derecha) puede liderar el te party, como ha dicho la Espe y, también, el partido del silbido. Partido que se extiende rápidamente. Hoy mismo, sin ir más lejos, le han silbado a Chaves y al Alcalde de Sevilla. Hoy ha sido la derecha extrema de los funcionarios con sueldo congelados, pandilla de antipatriotas, los que han roto un momento solemne como la inauguración de la Plaza de España; qué antipatriotas romper con el silbo el glorioso nombre de la patria.

El silbido party se extiende. Silbatos llevaban los huelguistas el día en que no había huelguistas como todo el mundo sabe. Silba la gente en cuanto aparece un miembro del gobierno; silba el personal cuando se cabrea. Todo derecha extrema: necesitamos un protocolo para que sea obligatorio aplaudir a José Luís, que sacrifica en el altar de la patria, generoso que es él, el porvenir de los Alcaldes y concejales socialistas.

Nada hay más importante que elaborar un protocolo contra el silbido. Lo que no puede ser; no puede ser. No hay problemas que resolver ni cabreos que atender; no hay dificultades que resolver ni quejas de malgobierno que atender . Nada de eso importa ni nada de eso debe ser resuelto. Lo importante es regular el silbido que se adueña de la vida política y atenta contra la patria.

Vigilad a los que silban; seguro que son de derecha extrema...como yo, más o menos.