¿Me rebelo o no me rebelo?

La Lideresa ha convocado a rebelión. Los madrileños y madrileñas acudiremos raudos al cuartel de Monteleón, rescataremos de sus paredes a los fantasmas de Daoiz y Velarde y acudiremos a ofrecer nuestra sangre, si falta hiciera, en patriótica convocatoria y dispuestos al fusilamiento, ante La Moncloa, expresión de la ruina patria y de la entrega a intereses ajenos.

Rebelión, grita la lideresa. Y uno que, así de entrada, está por la labor de ir a pegar unos gritos a La Moncloa y desalojar a tal gobierno por la vía que en democracia se hacen estas cosas, o sea votando (que uno tiene sus manías), uno digo, se escama, de que a la derecha sólo le entren ganas de rebelarse por la cosa fiscal..

El alivio fiscal es la eterna batalla de la derecha y la no menos eterna promesa que nunca cumple. Gallardón y la Lideresa nos van a dejar Madrid colgado de un impuesto de narices en forma de endeudamiento que algún día pagaremos al modo de las opciones que a los islandeses le ha dado su gobierno, también socialdemócrata: voten ustedes, pagamos la deuda a escote o reduciendo gastos y aumentando impuestos. Hermosa elección que me veo yo venir, que me veo yo venir.

No recuerdo a la derecha rebelarse contra la reducción del impuesto de patrimonio; tampoco cuando las rebajas del IRPF a las rentas más altas o cuando se perdonó la tributación de las rentas obtenidas por los banqueros en su propia empresa. Han esperado para hacer populismo fiscal al impresentable recurso al IVA de un gobierno que no tiene otra estrategia que jorobar al personal.

Y así que aquí estoy yo pensando en si me rebelo o no me rebelo. Si me rebelo contra un Ministro que no tiene empacho en echar una manita a los vendedores de fondos de pensiones; contra otra ministra que ahora dice que no fue bueno perdonar 1800 millones de impuesto de patrimonio; contra un gobierno que estudia nuevas medidas de apoyo a la banca; contra un gobierno que recortará la pensión al 97% de los futuros pensionistas, según datos recientes…en fin, qué duda: me rebelo en antipatriótico contubernio con la reacción o, como es tiempo de arreglarlo entre todos, me callo en sumiso y desesperado pero patriótico y preggresista silencio.

Duda de la que deduzco que la Lideresa, en realidad, a quien le hace un favor convocando rebelión no es a quienes sufrimos el IVA sino al Gobierno que encontrará un nuevo parapeto para construir nuevas presentaciones publicitarias de sus derechosas recetas.

Yo tengo que pagar IVA para pagar pensiones, dice el prócer, mientras su imagen, a pesar del alineamiento planetario por Leire profetizado, desaparece por el sumidero de la impotencia y la falta de ideas, tratando de ocultar que mi IVA es para pagar el alicatado de las cuevas de Ali Babá, por cierto adornadas con la subida de comisiones bancarias que también estamos pagando los ciudadanos y ciudadanas.

O sea, que me tendré que rebelar pero por acera distinta a la de la Lideresa, no sea que me llamen antipatriota.