Economía sostenible: a por los piratas.

Ya puestos que no hemos podido pillar a los somalíes, a ver si podemos pillar a los que usan Internet y compensamos. Y nada mejor que una ley para tal asunto. La ley de economía sostenible, entre otras lindezas de las que escribiré otro rato ( la alfombra roja parió un ratón), se ocupa de cómo perseguir el pirateo y salvar el CD, esta al día la ley si señor. La Ministra asegura que no nos cortarán la línea pero están en ello.

En la misma mañana en la que, al fin, he entendido cual era el cambio de modelo del que se habló con tanto celo sobre la alfombra roja se han manifestado algunos músicos para anunciar el fin del mundo musical. Ni calendario maya ni zarandajas de esas, aunque no ha puesto día, Aute afirma que la música se acaba. Otro más.

Me temo que Aute se equivoca. La música no pertenece a los músicos: es patrimonio cultural que siempre ha acompañado al ser humano y siempre lo hará. Si Aute habla del negocio musical quizá debiera expresarse con más precisión. Y, quizá, los que en el negocio se han resistido a cambiar la forma de producir, vender y trabajar, han abandonado, en los momentos de la burbuja, la música para hacer “reality”, deban hacer lo mismo que en otros sectores sociales: aprender a cambiar.

No sólo entiendo las quejas de los músicos sino que sus reivindicaciones son las mismas que podría defender cualquier autónomo: seguridad social, mejoras en el circuito de salas (o sea acceso a contrataciones sin barreras), que a la música se le considere como a otras artes, etcétera.

Naturalmente, de todo ello, tienen culpa los que se descargan música porque, como todo el mundo sabe, antes de Internet los músicos tenían todos seguridad social, cantaban en todos los sitios y recibían apoyos oficiales. Supongo que captáis la ironía.

Quiero decir que a los músicos y a los creadores, viene a pasarles como a los editores de periódicos: prefieren encontrar un culpable a quien quitarle la conexión a Internet antes que reflexionar sobre su forma de hacer negocio o sobre el producto que venden.

Los que os descargáis cualquier cosa sois culpables del fin de la música, del cine, del guión, de los periódicos, dentro de poco de la literatura…chicos, chicas, acabamos todos y todas en el “truyo” avisados quedáis.

Mientras, el gobierno después de salvar a los ricos se pondrá a salvar a los propietarios de las compañías, editores, productores y editoriales; naturalmente los músicos y los demás harán como nosotros: trabajar y ganar lo justito…la culpa, naturalmente no es de los negociantes sino de Internet.

Pues nada, nada, economía sostenible.