Si un trabajador se suicida…¿un daño colateral?

Si es él puede ser un desequilibrado; si es ella le calificarán de vulnerable; de ambos se dirá que tomaban ansiolíticos o que iban al siquiatra. Nadie dirá que el modelo de gestión laboral lo ha provocado.

Llevo días pensando en el asunto de la plaga de suicidios de France Telecom pero las opiniones sobre el botellón y la magníficas pretensiones fiscales de nuestro gobierno me han distraído.

Traigo el asunto porque, hoy, otra trabajadora de esa empresa ha intentado suicidarse. Se trata de una empleada responsable de clientes que ha tratado de suicidarse el lunes mediante barbitúricos. El intento se ha producido después de que la empresa, que la ha tenido un año sin tarea, le ha puesto en “movilidad geográfica" en lo que, según su sindicato, representaba un retroceso profesional.

Podría traer aquí el dato de que en Estados Unidos, los suicidios laborales aumentaron en 2008, un 28% o informes que alertan sobre el incremento de suicidios y homicidios debido a la crisis.

La empresa habla de “efecto contagio”. Contagio porque si no lo sabes, amigo y amiga, en esta empresa, desde Febrero de 2008 se han producido 23 suicidios (se trata de cien mil empleados). Sin ir mas lejos, el pasado viernes una chica de 32 años se suicidó lanzándose por una ventana.

Seguramente, la presión a la que la empresa somete a sus trabajadores (22.000 trabajadores despedidos en tres años) para que acepte despidos y rebajas de categoría tiene que ver con la situación que viven los cuadros intermedios y trabajadores de la empresa.

No hace falta ser muy experto para saber que la ansiedad, la depresión, la falta de satisfacción son las primeras expresiones del estrés laboral, de la falta de apoyo social, de formación y de tiempo. Situaciones todas ellas que se multiplican cuando la gestión de las empresas utilizan la crisis para disciplinar a sus trabajadores mediante su descualificación, los despidos o el abuso de relación laboral. La ausencia de marcos solidarios en el seno de las empresas, la ausencia de marcos sociales compartidos agravan la situación

Existen recetas conocidas, desde la gestión de crisis a la gestión de equipos de trabajo; desde la gestión del tiempo hasta una mayor presencia sindical. Los informes del Ministerio de Sanidad y Consumo ya alertan sobre el notable crecimiento del consumo de ansiolíticos.

Eso sí; como no hay trabajo se han reducido los accidentes laborales y todos contentos. Algunos trabajadores se suicidan o enferman; daños colaterales, claro.