Los parados del sector tecnológico se van de campamento

No ha sido suficiente la humillación de los banqueros. Ellos, los frikis de Silicon Valley también han sucumbido. Con tasas de paro del 15% en California, las cosas no podían marchar bien en este sector. Ellos que veraneaban en el Caribe, América latina o Australia, que buceaban en los corales o bebían ron en cualquier tasca jamaicana, han acabado reducidos a la condición de pasar el tiempo en campamentos urbanos. Silicon Valley suministrando trabajadores como si de Sintel se tratara.


Empezaron en San Francisco y han acabado en Nueva York; empezaron en la playa y ahora ocupan clubs nocturnos; centros de conferencias, hoteles…el caso es juntarse. Porque la muchachada mejor preparada de la historia tecnológica creativa parece.


La creatividad no debe cesar aunque se esté en paro esa es la consigna. Ocurre que cuando la competencia por correr en la innovación más que el del taller de al lado ya no tiene sentido, retorna la sociabilidad y la construcción de redes. Esta es la parábola del sueño americano: si eres un triunfador te lo curras sólo; si eres un parado te vuelves solidario.


Así que sus campamentos son auténticos centros de aprendizaje donde se aprenden nuevas habilidades desde cómo ahorrar y pagar deudas (se estima que los trabajadores del sector de la alta tecnología deben el equivalente a un salario anual) hasta como ser un “frelancer”, o como hacerse empresario. Cómo en toda tierra de garbanzos, estos trabajadores de alto nivel acaban haciéndose autónomos hasta la próxima burbuja.


Los campamentos reúnen a programadores, desarrolladores de sistemas, relaciones públicas, ejecutivos y cooperan para crear estrategias de empleo. Dos son las estrategias estrella: naturalmente, buscar un inversor arriesgado y, la otra, la utilización de las redes sociales para construir una presencia del parado en la WEB, para presentar sus habilidades en nuevos mercados.


Naturalmente, en USA la cosa no podría concluir sin la conferencia del correspondiente gurú en materia de Autoayuda, que debe ser algo así como el fuego de campamento de nuestra infancia pero con chistes del gurú.


Pero el propósito final de estos campings es aquel donde el sindicalismo ha fracasado: la creación de redes; o donde el sector público no tiene presencia real: lograr entrevistas con alguno de los ejecutivos o empresarios que asisten, con el ánimo de pillar barato, a estos campamentos pero, también, reconozcámoslo porque todavía existe quien en estos tiempos aún arriesga.


Los chicos se han ido de campamento a aprender a ser pobres y parados en grupo pero, también, a buscar salidas. LLevadles unas botellas para el fuego de campamento