Vivienda para la gente de L´Aquila; Rocca otro año

Lo que puedo hacer ahora mismo, tras este día que concluye, es contaros mi cabreo con el tal MAFO, o sea, Miguel Angel Fernández Ordoñez hasta que en El País – faro y guía de occidente- le salvara para la posteridad de nombre tan vulgar y le bautizara con sigla. Pero claro que si sigo por ahí tengo que acabar pidiendo su dimisión y eso no puede ser: porque no sería responsable hacer temblar el capitalismo todos los días, aunque…en fín, a lo que iba…

Nada; que hace días que tenía yo una nota en mi “moleskine” sobre el asunto del terremoto de Italia. Que como habréis observado ahí en el medio de Europa nos ha pasado como en cualquier otro rincón del mundo. Y no me refiero al drama, el dolor, la pérdida de vidas que, al fin y al cabo, son cosas que nos acaban igualando a los seres humanos. Me refiero a la desidia, a la frivolidad política, a las corruptelas descubiertas.

Mención aparte merece, naturalmente, el Presidente del Milán a quién sólo le ha faltado decirle a sus conciudadanos que no se olvidaran del protector solar para irse al camping donde van a vivir unos años, conociendo que en Italia funcionan las cosas, más o menos, como la carrera de Ronaldinho en el Milán.

Pero parece que, de rebote, la cosa nos afecta. Resulta que en L´Aquila hay una fortaleza – La Rocca- dedicada al emperador Carlos I de España, edificado por Pedro Alvarez de Toledo y Zúñiga, virrey de Nápoles, en un territorio que, por aquél entonces, se encontraba bajo el control del reino de Aragón y por tanto, de la corona española. Y en esto que el Presidente del Milán dice: “sería bonito que España la rehabilitara”. Y digo yo que podría habérselo pedido a los alemanes del que el tal Austria era Quinto.

Y no es por no poner pelas ante la tragedia; al contrario: pido ayuda para los Abruzzo. Lo digo porque habiéndose caído la fortaleza hay, ni más ni menos, 50.000 desplazados en los Abruzzo. Así que me digo, solicito, encarezco, pido, exijo, o como se diga, que nos pongamos a hacer vivienda pública accesible en L´Aquila, antes que rehabilitar la Rocca.

Los que tienen la desgracia de viajar conmigo conocen mi pasión por las ciudades, su arquitectura, su patrimonio, “el testigo más insobornable de la historia”. Pero reconoced conmigo que sin gente, las ciudades no merecen ser vividas. Dinero español para los Abruzzo pero, primero, para la gente, su vivienda, su techo.

Petición que, naturalmente, no será escuchada. Ya veo a los funcionarios del Ministerio de Cultura evaluando el coste de la rehabilitación y a Zapatero y el Presidente del Milán poniendo la primera piedra. Siendo aragonés de origen, o sea, heredero histórico del reino que construyó la fortaleza digo: en mi nombre no.