El Capital: puro teatro

Desde que empezó la crisis y Marx se convirtió en Nostradamus, profeta de lo que ocurre y ocurrirá, ya habíamos observado la versatilidad y valor de sus opiniones. Incluso obispos habían afirmado la actualidad de sus creencias en lo que, sin duda, parecía la víspera de la victoria final. Pero nos quedaba una y aquí esta: el arte burgués por excelencia, la comedia musical, pondrá en escena....El Capital, lo que ya son ganas realmente.

La biblia del Marxismo será convertida en musical. Esto que puede parecer una frivolidad tiene sus ventajas: ahora se puede asistir a un seminario académico o político, ver la obra en un video, y mirarle las piernas a “la del mce”, cosa antaño prohibidísima y motivo de expulsión de la reunión y del partido.

Cosa de chinos, naturalmente. El director se llama He Nian y trabaja en el Centro Dramático de Shangai. Al parecer, Nian, asesorado por un filosofo, explicará en una fábrica y a golpe de canciones lo del valor y el plusvalor. Mala cosa para las cátedras de economía crítica: estos ponen un video en youtube y se acabaron libros y debates, castigo de alumnos y lectores.

Los bailarines protagonistas representarán su descubrimiento súbito de que el jefe de la fábrica es un explotador cosa que, como se sabe, en China no ocurre y por eso no hay experiencia previa. Al final parece que recuperaran parte de la plusvalía mediante la negociación colectiva, cosa que no recuerdo que estuviera en El Capital, aunque a lo mejor si en la versión de los chinos que, como se sabe también, adoran la negociación colectiva con sindicato único.

No se trata de ponerse pejigueros porque la acción revolucionaria ha de “cohabitar cada vez más, y de un modo casi institucional, con las normas de la moral burguesa y pequeño burguesa”, desde que Roland Barthes lo dijera hablando del teatro de Bretch. Pero si este Shakespeare de los sindicatos alemanes no pudo hacer teatro del gran libro dudo que lo del cuento chino sea serio.
No hace mucho un director alemán edito un DVD sobre el libro. Un proyecto que los más veteranos lectores recordaréis que intento Einsestein después del Acorazado Potenkin. 575 minutos de película para hablar, como decía su autor, de la antigüedad. En la película, la música para Einsestein se encarga a un compositor de cabaret. No se sabe que Engels fuera músico ni bailarín con lo que será, nueva e injustamente, excluido de tan monumental y musical obra.

Os lo tengo dicho: qué mundo peregrino es este donde el drama de la crisis es una oportunidad creativa y la internacional un coro de bailarinas chinas enseñando las piernas. Que si, que sí, que esto es lo que hay.