Siempre hay alguien que jode la foto…¿ pero todos?

Lo comenté ayer. La solemnidad coral fue inventada para gloria de algún dios pero no de los mortales. En mi experiencia en comunicación política, sólo una vez organicé una foto coral: la lectura ante la muerte de Dolores Ibarruri (y pusimos mesa para mejor tapar al coro). Descuento del inventario esas fotos tras los congresos, a solicitud de los periodistas gráficos.

La foto del coro tiene dos riesgos evidentes: anega el liderazgo y es imposible controlar la comunicación no verbal de los suplicantes.

La foto de Rajoy con su dirección, hoy publicada en todos los medios, lanza múltiples mensajes y ninguno de ellos razonable.

Es evidente que estos chicos están enfadados pero, sobre todo, que tienen miedo. Ved los brazos cruzados, a modo de protección, de Camps, Mato, y la Alcaldesa de Valencia. Soraya, además de cerrarse a cualquier amenaza, hace navegar su mirada en el espacio, sin objetivo fijo, y un giro de su pelo ahorca su cuello en un sutil suicidio.

Solo la Alcaldesa de Valencia mira al líder mientras los demás lo ignoran y miran …. a no se sabe dónde. Este coro, además de miedo, carece de objetivo como revelan las multiplicadas miradas pérdidas.

Cospedal que en la portada de El País no cruza los brazos por delante, porque su americana abotonada parece suficiente protección, los cruza por detrás controlando la tensión que sufre al verse con esa pandilla. Para su mal, en otra foto, ved El Mundo, descruza los brazos pero se toca la cara, no en señal de aburrimiento, sino secando el lacrimal. Válgame el cielo, Maria Dolores, válgame…

Arenas, Camps y Gallardón desvían la mirada, firme el ademán pero huidos de la escena; como estoy aquí porque no hay más remedio. Esperanza no está ceñuda; disfruta: escote abierto y largo, entre tan comedidos bustos, cabeza alzada, boca extendida: gesto soberbio.


Amigos y amigas, seguro que lo sabéis: en tiempos de crisis la comunicación debe basarse en honestidad y emoción.

La foto ignora ambas cosas: imaginamos la voz de Rajoy, viajando, como su mirada, fuera de foco, a nuestra izquierda: se va. La distancia del coro, a pesar de la proximidad física, las miradas que se alejan del centro, no nos transmiten la confianza que nace de la honestidad; ni la emoción que nace de la convicción.

Siempre hay alguien que jode la foto…¿ pero todos? Ay, Mariano, hay que contratar un fotógrafo para el Coro.