1 Marzo de 2018. ED
Cuatro días después de la
indignación unánime del Consejo de Seguridad de la ONU, está claro que no
ha habido ninguna tregua entre Ghouta Este y Damasco. La ayuda no llega y los
civiles sometidos a feroces bombardeos no se van.
Sin embargo, hay algo peor; una
coherencia en todos los protagonistas que solo conduce a un resultado: la
continuación de la masacre.
Assad quiere "limpiar" la región de
la capital y no tiene interés en suspender sus ataques. Especialmente porque en
Ghouta Este, pequeños grupos de descendientes de Al Qaeda se han mantenido a
refugio. El bombardeo con morteros de Damasco ofrece un pretexto más que
conveniente.
Ghouta es otro Srebrenica y como
ocurrió entonces estamos volviendo a a mirar hacia otro lado.
Putin controla a Assad, y comparte, o
inspira, su estrategia. Además, la idea de una tregua de cinco horas por día es
harina de su costal, su propuesta ante un incapaz Consejo de Seguridad, y el
jefe del Kremlin parece sensible a las necesidades humanitarias, cosa útil en
en vísperas de las elecciones.
Erdogan está encantado de que el centro de
atención se volviera contra Ghouta, alejándose de su ofensiva contra los kurdos
sirios. Especialmente desde que Putin, anunciando ayer el rescate de un grupo
de civiles, le agradeció personalmente su colaboración.
Jaish al-Islam, Tahrir al-Sham y otros grupos de oposición yihadista
atrincherados en Ghouta Este no tienen ningún interés, ni siquiera ellos, en el
éxito de la tregua.
Para recibir armas y fondos de fuentes
sunitas, los jugadores deben ser protagonistas y disparar contra Assad. Es el
cinismo de la guerra.
Irán, que no está directamente involucrado, apoya a Assad y
comparte la explicación de Sirios y rusos.
Nadie parece querer hablar de las
proporciones de la masacre, 500 muertos en Ghouta Este en nueve días contra 7
en Damasco, nadie dice que en Ghouta Oriental también se bombardearon
hospitales, nadie tiene la intención de detenerse.
Es la historia habitual de
Siria: si los intereses de los protagonistas no coinciden, y nunca como hoy han
sido diferentes, los esfuerzos de la ONU se vuelven inútiles ballets
diplomáticos.
La violencia se ha intensificado en el
área. Ghouta es otro Srebrenica y como ocurrió entonces estamos volviendo a
a mirar hacia otro lado.
Al igual que el enclave musulmán de Bosnia
en 1995, el este de Ghouta ha sido asediado por las fuerzas del régimen
desde las primeras etapas de la guerra siria. Años de ataques no han podido
desalojar a las facciones rebeldes que lo controlan.
Como fue el caso en Srebrenica, se
cortaron los suministros de alimentos y la asistencia médica. En 1993, la ONU
designó a Srebrenica en "área segura". Los rusos declararon el
este de Ghouta como "zona de desescalada”.
En vano. Al igual que en Bosnia, no se
intentó proteger a la población civil cuando las negociaciones fracasaron. Los
ataques aéreos y los bombardeos ahora tienen un costo terrible.
Todos los requerimientos de la ONU
están siendo ignorado. El horror continuará