Tingueu por; viviu com sempre
El problema de los dioses son sus portavoces; se lo
he escrito aquí más de una vez. A
la versión Alá no le ha ido mejor que a las demás: una fracción
bastante minoritaria del islam, extremadamente fanática, ha decidido sepultarnos
a todos en toneladas de yihad global.
Su brutalidad ha golpeado hoy a Barcelona. Puede y debe,
naturalmente, reflexionarse sobre el asunto y buscar respuestas. Pero, déjenme
que les diga: cuando una pandilla de fanáticos pasan del islam al
nihilista y suicida asesinato, poca
relación hay entre estrategia y paz.
Los imperialismos, las estrategias norteamericanas,
las guerras en las estamos o hemos dejado de estar o la rebeldía de las
generaciones castigadas, sea en la opulenta Europa o en Oriente Medio, tienen
que ver con el papel identitario del Islam en oriente pero no con el terrorismo me temo.
Los de la yihad fanática
nos quieren muertos y atemorizados. Y no le den más vueltas al asunto: no es cultural (en
Beirut, Irak o Aleppo matan a musulmanes), ni económico, ni petrolífero (lo que
hacen en Arabia Saudí, no lo hacen en Qatar)
Así que hablemos de nosotros y nosotras. Barcelona
hoy jueves, como antes Niza, Berlín o Londres nos muestran cual es el verdadero
debate: cualquiera de nosotros y
nosotras puede ser un objetivo.
La victoria de los
asesinos (hombres, naturalmente) es cambiar nuestra vida y nuestros valores.
La terrible ironía, como ya ocurriera antes en
Europa. es que La Rambla es un espacio nacido para que gente de distintas
culturas se entiendan. Para estos asesinos no hay posibilidad: nadie es
demasiado joven o viejo, demasiado de derechas o de izquierdas; muy buenista o
poco; demasiado rico o pobre. O estás con el califato o estás contra él. Difícil hacer algo contra fanáticos
dispuestos a inmolarse.
Ante el asunto, lo honesto es tener miedo. ¿Qué esa
es una victoria de los asesinos? No; la victoria de los asesinos (hombres,
naturalmente) es cambiar nuestra vida y nuestros valores. Así pues; tengan
miedo, vivan como siempre. Es mi consejo estratégico.
No nos pongamos exquisitos con nuestro pánico. Cada
generación ha tenido su amenaza: desde las epidemias mortales al holocausto
nuclear. No tengamos la vanidad histórica de creer que el mundo que vivimos es
distinto. Que la fría tecnología de la bomba nuclear se sustituya por el
cuchillo que degolla o el dedo agatillado en el Kalashnikov o la furgoneta
asesina no hace diferente el temor.
Si algo molesta de los ataques a estos espacios tan universales como La
Rambla , como a los ocho atropellos que ya hemos sufrido los europeos
y europeas, es que hemos sido castigados por nuestro apego a los valores
seculares más liberales que, en realidad, son los que transporta el turismo.
Los asesinos no vencerán estos valores nunca;
otros lo intentaron antes y fracasaron. Seremos nosotros y nosotras quienes fracasaremos si
renunciamos a ellos.
Tened miedo; vivid como siempre. Tingueu por; viviu com sempre