Titiriteros

¿Es la violación un soporte de mensaje cultural? ¿Acaso lo es un ahorcamiento? Qué quieren que les diga, casi me preocupa más esto, sea una bruja de ficción la violada o un muñeco juez el ahorcado, que el aberrante cartelito que los titiriteros hacen colocar a un policía, en la fanática obra de los carnavales madrileños.

Es notable que dos descerebrados consideren adecuados soportes la violación  o el ahorcamiento. Que, en nombre de principios igualitarios, se frivolice con la lucha de las mujeres o de quienes combaten las condenas a muerte, decapitaciones y ahorcamientos. Resulta simplemente un insulto que no se castiga con la cárcel sino con la expulsión de la industria cultural, incluida la pública. 

Por supuesto, reclamamos que la violencia y el sexismo desaparezcan de publicidad, cine o videojuegos. Afirmamos que somos de la paz y la palabra. Pero si se trata de monjas, curas, jueces, polis y reyes es bueno que la cultura forme en la violencia; ser antisistema es guay, da patente de corso y legaliza el cinismo ético.

Ahora bien, que quieren que les diga, estos descerebrados no son responsables de educar en valores. La responsabilidad recae en las instituciones que gobiernan las ciudades educadoras. Es decir, el Ayuntamiento. Y el Ayuntamiento de Madrid la cagó con la contratación y, lo que es peor, con el cinismo posterior.

Resulta que quien califica de “lastimosísimo” el espectáculo y dice que hay que pedir responsabilidades es la jefa de la policía que los apresó y los denunció y de la que contrató y sigue en su puesto.

La jefa y la que contrató se quitan el muerto de encima, condenan a los titiriteros al tiempo que reclaman que no se haga caso de la denuncia municipal. ¡Ay, este cinismo de quien aspira a follar y ser virgen al tiempo! ¿No les cansa a Ustedes, por cierto?

No; no creo que los titiriteros deban seguir en prisión, ni siquiera debieron entrar. Pero no lo creo en nombre de la libertad de opinión o artística, porque sinceramente rechazo la idea de que la violación o el ahorcamiento sea opinión o soporte cultural. Lo creo porque nuestra libertad y nuestros valores educadores deben ser es más fuertes que estos imbéciles. No es por ellos, es por nosotros y nosotras.

Algún que otro oportunista ha escrito “Je suis Titiritero”, comparando su prisión con los asesinatos de la Bataclan o el Charlie Hebdo. Probablemente, le ha delatado el subconsciente y deseaba, en realidad, revelar que le gusta tratar a la gente cual marionetas.

Es más fácil organizar la mundial por dos descerebrados que por trescientos sindicalistas procesados por ejercer el derecho de huelga; por cierto,  no recuerdo a nadie recordarlo en los afamados premios de gala y esmoquin. 

Es que, ya lo saben, hay derechos con poco glamur. Uno va de títeres y se pone esmoquin; pero no va a la huelga con pajarita.