Cuaderno de campaña (4): Pareciendo lo que no son

Son días de ocultar lo que uno es, si se quieren sacar votos. Lo dice el manual; esta semana deben reducirse los votantes hostiles, la influencia en el electorado de todos y todas esos malditos que afirman que nunca van a votar y encima hablan mal de los próceres distintos al suyo.

Días duros en los que todos deben ponerse a demostrar que no son lo que la gente creen que son.

Algunos han empezado tiempo hace, tratando de desembarazarse de la imagen de izquierda extrema y poniéndose a competir con el extremo centro. Deben demostrar que son tan airados hijos de la pequeña burguesía unos como otros. Los de Pablo deben convencer a los que tienen curro mal pagado y los de Rivera a los parados; los de Pablo a los que llegan a los 35 y Rivera a los que llegan a 25.

Cosa compleja que lleva a que Pablo pondere la Constitución acompañado de militar de orden en el  festejo. También, tras denuestos mil y calificar de traidores a todo participante en la transición, Pablo se pone a ponderar “el corazón antiguo” de la Constitución, con guiños al movimiento obrero, eso si sin citar a CCOO y su antifranquismo que le podrían salir urticarias varias.

Tras dedicarse a vender subsidios a los ocupados y ocupadas y prometerles variados complementos salariales, ahora Albert se pone a mimar a los que no tienen empleo.

Los socialistas afirman ser de clase media, a más de hijos y padres de mediana renta y condición, para que los nuevos no les priven de espacio sociológico y no les confundan con la vieja clase obrera. Para que no les pillen por la izquierda, recuperan el blindaje de derechos sociales al modo izquierdoso de Garzón.

La derecha, derecha, pepera y reclacitrante, se presenta como cosa de centro, para parecer tan de derechas como Rivera, o sea carcas pero de centro aparente.

O sea que nadie parece lo que es. Y la semana dará para camaleónicas y amplias mutaciones.

El candidato de la popularísima Unidad Popular, que ni es unidad, ni es popular, ha suprimido de sus vídeos la sigla de IU, con la que se supone se presenta a las elecciones, para parecer que no es ni cenizo, ni payaso triste, y de paso, quedar bien con el amiguete Pablo.

Así que nadie parece lo que es. Todos los candidatos se disfrazan del candidato competidor lo que, sin duda, nos suministrará abundantes tonterías. Hoy, por ejemplo, una candidata de Ciudadanos ha afirmado, sin pudor, que ellos vienen del trabajo y el estudio, cosa que al parecer no hacen los demás que deben venir de sitios en los que ni se estudia ni se trabaja.

Pareciendo lo que no se es, lo propone el manual y a nosotros y nosotras que se nos ponen cara de tontos.