Ferreras y el coaching contra la fatiga

Si uno o una vive de la tele, es evidente que necesita una asesoría especializada. Y si esa asesoría coincide con la tele de la que uno vive, mucho mejor. Así, El conductor de un programa o el jefe de informativos no solo pasan a ser potente grupo de presión e interés, sino coach político.

Entiendan, pues, al bueno de Ferreras y su jefe de informativos cenando con la cúpula de Podemos, por supuesto pagando él y en afamado restaurante de los carillos. No se indignen: como los que son ciudadanos (en masculino, a cenar no llevaron a la chica) y no políticos no pagan, no pecan por ir a restaurante pijo de casta.

Entiendan, digo, a Ferreras que debe sumar a su condición de persona influyente la de coach de políticos que padecen, al parecer, fatiga de cambio. Pero si Roures ha elegido presentar dos candidaturas es necesario que quienes de Roures cobran trabajen el doble.

Antes, me refiero a la vieja política, que asco, eran los partidos políticos los que buscaban al consultor o consultora adecuado al perfil y la política que se defendía. Incluso, que barbaridad, procuraban que el consultor o consultora tuviera un perfil independiente o, en todo caso, cómplice con el partido. La independencia se buscaba, especialmente, respecto a medios de comunicación.

De hecho, en la vieja política, el coaching en los asuntos fundamentales (posición, desempeño, proyecto político, escenarios electorales y gestión de campaña) era abordado por el propio partido político.

Lo nuevo es que no hay partidos políticos. O mejor dicho, lo nuevo es que las candidaturas pasan de los partidos políticos, se organizasen estos en círculos, cuadrados o mesas de té. En consecuencia, el asesor en liderazgo debe ser buscado. Y si el producto está liderado por un proyecto televisivo, la televisión se encarga.

No castiguemos a Ferreras, ni a otros combativos directores de medios que auspician el cambio y han sustituido a los deleznables partidos que para nada sirven en la transmisión de voluntades sociales. Guardemos nuestra sorna y nuestras sospechas: tienen que ocuparse de sus productos como los partidos se ocupaban de los suyos.

Verán Ustedes a los candidatos de lo nuevo en permanentes sesiones de coaching. Unos lo harán con expertos contratados, otros con presentadores y presentadoras televisivos y directores de informativos.

El entrenamiento personalizado y confidencial no persigue hoy salir de la presión de las múltiples fuentes de poder que tratarán de capturar la opinión del político o política, sino encontrar el medio de presión adecuado.
 
La experiencia antigua nos dice que quienes buscaban detentar el poder deben salir del espacio de los íntimos para disponer libertad de elección. Sin embargo, hoy, lo nuevo es buscar a los que deciden para hacerlos íntimos, en bar de barrio – si es público y televisado-  o en restaurantes de postín si es discreto. No se hace coaching con tortilla de patata sino con cocina fusión, las cosas como son.