El gas del escarabajo

Uno se solaza cuando descubre que Alemania no la tiene tan grande (me refiero a la ética, naturalmente). He aquí a la guardia del muro de la eficacia, la eficiencia, la productividad y el virtuosismo económico, convertida en una pandilla de trileros.
 
Es lo que hay camaradas alemanes y alemanas, ahora le echan Ustedes la culpa al sur de Europa. Fíjense, igual unos trileros hacen por la crisis global más que unos pocos griegos derrochadores
 
Cabe imaginar que el Gobierno lo ignoraba todo de la pandilla de tramposos que han organizado el desaguisado del falso test norteamericano de gases, lugar donde, por cierto, ha sido posible porque los controles de emisiones están privatizados.
 
Ustedes conocen los datos básicos. Volkswagen ha informado, a pesar de lo que el gobierno alemán había declarado, que la aplicación del fraude ha sido bastante extensiva: 11 millones de vehículos. 500.000 autodiesel, de los cinco modelos afectados, han sido retirados por las autoridades norteamericanas y se abierto un proceso criminal multimillonario que llevaría a cualquier empresa a la ruina.
 
Pero la Volkswagen es “demasiado grande para caer”. Así que no caerá.  Además de sus provisiones y el castigo a sus accionistas, que ya han perdido más de 30.000 millones (eso si que es todo un humillante corralito), recibirá toda la ayuda necesaria de su virtuoso gobierno.
 
Alemania se revela, a pesar de su acrisolado capitalismo liberal, como un sistema indstrial y de servicios cerrado y protegido en el que los grandes grupos industriales  gozan de la benevolencia del sistema político. Desconfíen de los virtuosos y las virtuosas, especialmente si de economía profetizan.
 
Alemania, tan liberal en lo macroeconómico, es proteccionista en lo que se refiere a sus empresas líderes. Merkel ha ejercido permanentemente el lobby en Bruselas a favor de sus empresas logrando que apenas sean penalizadas. La organización industrial alimenta un circulo poco transparente. Una gran coalición económica protege a los trileros alemanes.
 
No es la primera vez que el sistema alemán se muestra corrupto. La Volkswagen pagaba, hace una década, sexo y viagra a consejeros auditores y sindicalistas. Siemens ha sido sancionada por corrupción en el exterior; Deutsche Telekom, Lufthansa, Deutsche Post han sido denunciadas por espionajes a trabajadores, trabajadoras, periodistas, sindicalistas o miembros de los Consejos de Vigilancia.
 
11 millones de escarabajos han esputado gases ilegalmente a la atmósfera norteameticana. Un software malicioso, que nadie garantiza que no sea usado por otras empresas, ha hecho posible la trampa. Es lo que tiene el capitalismo prepotente de la usura, el negocio y la falsa ética calvinista .