El año del asalto.

Ustedes han sido convocados, por quien puede, a asaltar el cielo.

No es la primera vez que la historia convoca a tal evento. Concluido el primero de ellos, los vencedores levantaron sobre los escombros de la Comuna el mamotreto de El Sacre Coeur.  Allí, en las primaveras en las que los herederos de los comuneros celebran su memoria, los herederos de los vencedores celebran su misa reparatoria, compartiendo en republicana complicidad el cielo de París. Cosa de la que cabría colegir que la historia está para empatar.

Pero, aún así, el asalto ha sido convocado. No debería sorprendernos: cuando entre usureros y especuladores nos han robado nuestro mínimo estado de bienestar, han liquidado al tiempo todos los medios de concertación, negociación y mediación y demás zarandajas, que desprecian por igual la santa alianza de los liquidadores como la secretaría técnica de la revuelta.

Así, la agenda de la defensa de los derechos ha sido derrotada por la agenda de la ira. Y las calles no se llenarán de mareas sino de borrascas.

Lo malo de las citas famosas es que siempre son más largas de lo que conviene al citante. Así, la marxista convocatoria al asalto, no pide a la ciudadanía un acto democrático sereno sino una “proeza heroica” y no importa tanto que la ciudadanía sea aplastada por “lobos, cerdos y viles perros de la vieja sociedad” sino que esta ciudanía aplastada no sea comparada con los que “huelen a cuartel, a iglesia…” Ah, la poesía heroica tiene estas cosas.

Así pues, el día del asalto controlen a su vil perro, por su tranquilidad más que nada. Cierto, suena a somaten y huelguista, a espartaquista traicionado por viejos socialdemócratas, a obreros fusilados por pistoleros de Pinkerton. Suena, cierto, a aquellos días en los que la izquierda y el movimiento obrero estaban fuera de la democracia, porque no había democracia.

Siglos después, volvemos a la misma retórica, hacemos que se desvanezcan los avances que la izquierda europea y el movimiento obrero, antiguallas donde las haya, han producido porque, como sabe todo el mundo, menos el que esto escribe, unos y otros son una pandilla de traidores a la causa.

¿Dónde esta esa izquierda? Una parte abandona, aspira a que le presten un hueco en las mesnadas del asalto; otros defienden con cierta dignidad y no muchos recursos la vieja promesa de la transformación social; los otros andan de lado, mirando mayormente al Sur. Asi que dispónganse a perpetrar el convocado asalto al cielo.

Uno que no concibe la democracia como “una proeza heróica” sino que cree en el rescate de nuestros derechos mediante la construcción de serenas mayorías; uno, en fin, que no pertenece a secretarías técnicas ni es técnico de apoyo de los de 74.000 euros al año, mientras Ustedes se ponen al asalto se dedicará a buscar un cambio tranquilo, impulsado por mayorías. En todo caso, nos vemos sea en el cielo o en la humilde tierra de la democracia.