Ya va estando claro, el cielo se lo han quedado los poderosos y lo asaltarán los del pueblo, ahora centrista.
O sea, otra vez bipartidismo, eso sí con una izquierda marginal o inexistente a la que si no se le amenaza con la cárcel, se le amenaza con el rustidito de las tertulias televisivas o la descalificación tuitera que acojona, como bien aprendió la oposición a Chaves.
Nada de pluralidad como alternativa al muro bipartidista. Eso es cosa de los antiguos que piensan en izquierda y derecha, viejas categorías hoy sustituidas por lo popular y antipolítico, extraordinaria categoría donde se dan la mano viejos fascistas y airados anticapitalistas. Es lo que hay.
La podredumbre que emerge anega todo menos a la política del tuiter y la tertulia. Porque estos jóvenes de cincuenta años de la tertulia, que se han pasado cobrando de la casta asesorada durante décadas, no tienen nada que ver, o esos jóvenes tuiteros que llevan desde los 15 años de cargo público tampoco tienen nada que ver con el sistema.
Entronizado, en consecuencia, el cinismo, asaltaremos el cielo con un simple petardo, naturalmente virtual, del Potemkin, con los socialtraidores huyendo de la cárcel del miedo al insulto en el tuiter o la tertulia, mientras las masas conquistan palacios vacíos y los que no consensuan nunca, pero nunca, nunca, negocian con un par de empresarios de la comunicación el ajuste gradual del programa electoral.
Y la izquierda atemorizada desaparece del campo, con sus mediaciones, asambleas donde se votaba y comités que le cortaban el paso a los líderes, faltaría más.
Felipe González y Anguita lo intentaron: una relación directa entre líder y bases, sin ejecutivos, secretariados o comités, para poder pasar a cuchillo mediático a cualquier que se atreviera a decir no.
Serán sus herederos quienes lo logren. Un líder y un tuiter a las bases y toda la metodología social o histórica para producir idea e ideología al baúl de la memoria. Claro que no es necesario tener ideas ni ideología, es el líder quien la tiene.
O sea, otra vez bipartidismo, eso sí con una izquierda marginal o inexistente a la que si no se le amenaza con la cárcel, se le amenaza con el rustidito de las tertulias televisivas o la descalificación tuitera que acojona, como bien aprendió la oposición a Chaves.
Nada de pluralidad como alternativa al muro bipartidista. Eso es cosa de los antiguos que piensan en izquierda y derecha, viejas categorías hoy sustituidas por lo popular y antipolítico, extraordinaria categoría donde se dan la mano viejos fascistas y airados anticapitalistas. Es lo que hay.
La podredumbre que emerge anega todo menos a la política del tuiter y la tertulia. Porque estos jóvenes de cincuenta años de la tertulia, que se han pasado cobrando de la casta asesorada durante décadas, no tienen nada que ver, o esos jóvenes tuiteros que llevan desde los 15 años de cargo público tampoco tienen nada que ver con el sistema.
Entronizado, en consecuencia, el cinismo, asaltaremos el cielo con un simple petardo, naturalmente virtual, del Potemkin, con los socialtraidores huyendo de la cárcel del miedo al insulto en el tuiter o la tertulia, mientras las masas conquistan palacios vacíos y los que no consensuan nunca, pero nunca, nunca, negocian con un par de empresarios de la comunicación el ajuste gradual del programa electoral.
Y la izquierda atemorizada desaparece del campo, con sus mediaciones, asambleas donde se votaba y comités que le cortaban el paso a los líderes, faltaría más.
Felipe González y Anguita lo intentaron: una relación directa entre líder y bases, sin ejecutivos, secretariados o comités, para poder pasar a cuchillo mediático a cualquier que se atreviera a decir no.
Serán sus herederos quienes lo logren. Un líder y un tuiter a las bases y toda la metodología social o histórica para producir idea e ideología al baúl de la memoria. Claro que no es necesario tener ideas ni ideología, es el líder quien la tiene.
Quedarán implantadas las desbloqueadas y abiertas listas, esas que se enseñorearon de Italia, donde ganaban los que salían en las teles y les pagaba la campaña la mafia, que no crean Ustedes que las listas abiertas es moderno invento.
Liquidadas los votos de la afiliación para hacer candidaturas, no necesitaremos afiliaciones ni partidos políticos porque lider y bases es lo que necesitamos y no mamandurrias políticas de esas.
El modelo ha quedado claro: expropiados y expropiadores; asaltantes y asaltados. No es Syriza, con una miríada de izquierdas currando. Es Italia, entre derecha y centro derecha y, si acaso, algún payaso marginal.
No es destrozar el bipartidismo, es crear el nuevo pero sin izquierda. Son ellos, ni de derechas ni de izquierdas, los atrapalotodo, los que quieren ser el centro, los que se encargarán de todo. Primero meterán en la cárcel del miedo a las izquierdas y, luego, ya veremos que hacemos con las derechas.
No es destrozar el bipartidismo, es crear el nuevo pero sin izquierda. Son ellos, ni de derechas ni de izquierdas, los atrapalotodo, los que quieren ser el centro, los que se encargarán de todo. Primero meterán en la cárcel del miedo a las izquierdas y, luego, ya veremos que hacemos con las derechas.