El pianista del burdel se hace antisistema

Hasta aquí hemos llegado; ha dicho Cebrián. Me voy del sistema.

Toda la vida muñendo relatos inverosímiles para que, ahora, no me hagáis ni caso; los periodistas y las periodistas me ignoren; no pueda pisar la redacción de mi periódico y los capitalistas me racaneen las pelas que se necesitan para pagar la ingente deuda creada por mi magnífica visión global.

Cómo se puede tratar al primer ejecutivo de la editora del faro y guía de Occidente como si fuera un desahuciado cualquiera. Hasta aquí podíamos llegar, panda de corruptos.

Por qué sabido es: quien no abona cuota al medio de Cebrián es un corrupto institucional, un traidor a la democracia. Menos mal que hemos tenido a Botín para aguantar España y PRISA frente a los desalmados que nos han perseguido.

El pianista del burdel ha hecho balance. Ya ha conseguido que la familia que tenía el 70% del negocio solo tenga el 16%. Ya ha conseguido que lo que era capital español sea mexicano. Ya ha conseguido, con adecuado ERE, que desaparezcan los periodistas de antaño.

Es su éxito que en El País los periodistas se paguen como a las señoras (o señores) de la limpieza Éxito es vender digital+ y, en cuanto le dejen, vender canal+. Éxito es que mande un fondo buitre. Éxito es que los representantes de la casta financiera (Caixa, Santander, Telefónica) dirijan la línea editorial del periódico.

Hecho tal magnífico trabajo, liquidado lo que había que hacer, garantizado un salario de banquero y una jubilación de sátrapa, el pianista del burdel ha mirado al tendido, ha puesto cara de hastío y ha dicho: decidle a mi mamá que me marcho del burdel; aquí hay mucho corrupto institucionalizado.

Y viene, de nuevo, a salvar la patria. Él, que lleva años trajinando con el sistema; él, que lleva años chalaneando con la casta desde que él mismo la creó. Él, abandona el barco, minuto antes que las ratas. Los de Podemos escuchan, ha dicho el pianista, tomando su último güisqui en el burdel.

Los de Podemos tendrán que corregir un par de cosas. Qué es eso de una ley para controlar los medios, en plan chavista. Qué es eso de no pagar deudas con lo bien que me ha ido, dice Cebrián, renegociar mi deuda para que pague la familia propietaria, y yo obrero de toda la vida, aumente mi salario.

Cambiado esto, viva el antisistema, dice el pianista del burdel y afirma, en editorial opinión glosada, que la casta existe pero que él nunca, pero nunca, nunca, ha estado ahí.

En el foro de la Nueva Comunicación, el pianista del burdel ha abandonado la casta, la Constitución, el sistema. Y yo me veo en las calles con el pianista y me da pavor.

Y a uno que ha sufrido los efectos de la "cultura Cebrián", estimados y estimadas, le huele a rata que abandona el barco, que quieren que les diga.

Ya sabemos que los Botín, Pedro J, Cebrián y demás están contra el régimen. No se sí esa es mi trinchera, que quieren que les diga.