El Cholo y los vientos del pueblo

 
Dijo el Cholo: “Somos el equipo del pueblo”. Y se acabó el debate; torció el gesto a modo de Monedero y no se puso la Kipá porque no la tenía a mano. Ni más, ni menos: lo ha decidido el profeta. Es lo que se lleva.
 
Y en estos tiempos que corren, los malos habrán de ser los poderosos y uno del pueblo, popular. Un hermoso cuento; lástima que, como todos los cuentos, sea falso y la pretensión del Cholo más vacía que el programa local de Monedero.
 
Como Ustedes saben, aunque les moleste, los obreros votan al PP. En las barriadas obreras no siempre gana la izquierda y así sucesivamente. Pero, el Cholo, insiste, “somos el equipo del pueblo” y los del otro lado del río son los poderosos. Ni izquierda, ni derecha: los de arriba y los de abajo y el Cholo se ha puesto a “abajarse” que es lo que se lleva ahora. .
 
En estos tiempos de encuestas y sondeos, disponemos de conocimiento preciso del comportamiento de las clases sociales. El pasado mes de Junio, el barómetro del CIS incluyó algunos datos sobre la pasión deportiva y futbolera de los españoles y españolas.
 
Lamentablemente para el Cholo, difícilmente puede ser el entrenador del pueblo ya que solo el 6,1% de los españoles sigue a su equipo, frente al 37,9% que, al parecer, sigue a los ricos del barrio de arriba. El Cholo ha heredado, eso si, una tradición muy de la izquierda del pueblo: nombrarse representante de los vientos populares con una cantidad de voto bastante inapreciable.
 
La opinión del sondeo, segmentada según clases sociales, dice que en la clase alta son más populares el FC Barcelona y, sobre todo, del Atlético de Madrid. En cambio, es entre los obreros no cualificados donde son más abundantes los seguidores de los de las diez copas, escaseando los “cholistas”.
 
De lo que cabe deducir que en el futbol se recrea algo que hemos observado, hace tiempo, en política: no hay relación entre voto y clase social, como no la hay entre pueblo y colores futboleros. Es lo que tiene la demoscopia, siempre te pillan en las tonterías.
 
Eso si, no es descartable que en estos tiempos de clausura de envejecidos conceptos, lo de la clase social sea una antigualla. Así, será pueblo el propietario, banquero o quartil superior de renta, siempre y cuando Cholo y los profetas, y no la observación social o de clase, lo decida. También es lo que se lleva ahora.
 
A uno no le importa quien es el equipo del pueblo porque el futbol pertenece a su propio universo que poco tiene que ver con el mundo real y si con lo emocional. Uno se identifica porque si, y allá profetas.
 
Ni el Cholo, ni el de la Kipá me sacan del pueblo. Es lo que hay.