Economía, ¿alguna propuesta baja en tonterías?

Mientras Podemos anuncia la compra de los sectores estratégicos de la economía española, al responsable de la cosa en IU, un tal García, le preguntan sobre sus diferencias con el programa de Podemos. El prócer, sin inmutarse señala: la planificación de la economía.
 
O sea, muy tranquilizador viniendo de las dos fuerzas que aspiran a sustituir al bipartidismo. Y seguro que Ustedes y yo tenemos que preguntarnos si, antes de que llegue el paraíso, por Comité Central o reunión de asesores de líder decidido, tenemos algo para el final de mes.
 
Ustedes y yo sabemos que IU nunca ha planificado economía alguna, desde Córdoba a Rivas. Y sabemos que  Podemos no comprara sociedad estratégica alguna. Pero no sabemos que harán con nuestra vida pasado mañana.
 
El programa de Podemos es el programa de IU, con alguna ocurrencia, como la de suprimir la amortización de los balances o que la renta básica sea más alta que el Salario Mínimo. El Programa de IU es como el de Podemos con alguna antigualla, como esa de la planificación o alguna que otra alegría de industria insostenible.
 
No es la primera vez que las fuerzas alternativas se han enfrentado a la necesidad de reconstruir un discurso económico. Ocurrió en el 79, ocurrió tras la obsesión de Boyer y Solchaga por la peseta alemana y la crisis del 93. Se pueden rastrear en las editoriales los esfuerzos por hacer economía privada de folclore y, sobre todo, que no lanzara a la gente a barrancos imposibles.
 
Todas esos esfuerzos se han basado en una idea: en tiempos de crisis, protección y empleo. Y recursos para esos objetivos.
 
Solo comprar la mitad del sector energético del IBEX 35 vale tanto como ingresa el país por IRPF en un año, es una cantidad equivalente a lo que hemos recibido por el rescate bancario español o nos impediría cualquier recuperación de las políticas sociales, por un poner. Si suman ustedes la telefonía, la farmacia y todo lo demás ya me dirán.
 
Sospecho que Podemos e Izquierda Unida tienen un problema similar: no creen ni en el euro ni en la capacidad de la intervención política en la economía para construir lo que necesitamos: nueva política de rentas, nueva política de demanda y reconstrucción de la protección social.
 
Mientras los de la izquierda transformadora y los que no son de derechas ni de izquierdas se ponen a trajinar con propuestas originalísimas, el BCE empieza a sustituir las políticas de austeridad, con bastante sesgo: ayudar, una vez más, a la banca y al endeudamiento de grandes empresas.  O sea, que mientras nos despistamos con ocurrencias otros trajinan con realidades.
 
La cosa, me parece a mi, es que necesitamos un programa de economía bajo en tonterías: esto es, que ayude a la gente y no la confunda; utilice los recursos de que disponemos y no fabule, constituya una red de apoyo mientras llega el paraíso y cree empleo de calidad en sectores menos volátiles y con más productividad que los servicios.
 
O sea, hay que gobernar: más BOE y menos nacionalizaciones, háganme caso.