El felón deporte de cesar alcaldes

Usted y yo creemos que hay dos formas democráticas, constitucionales y legales de nombrar alcaldes: las elecciones y la moción de censura. Pero eso, amigo o amiga, es porque ustedes y yo somos unos reformistas de pacotilla y,  con toda probabilidad, amparamos los privilegios de la vieja casta, o algo parecido.

No; elegir a un alcalde democráticamente es una cesión burguesa en la que la izquierda de verdad verdadera, no puede caer: es el partido, convocado por quien puede y convertido en vanguardia, quien decide por nosotros y nosotras.

Ni elecciones, ni primarias, ni mociones de censura, ni nada: vanguardia iluminada y los demás a callar.

Aquí al lado, en Rivas Vaciamadrid por un poner, 15.300 votantes decidieron que José Masa era su Alcalde. Tampoco las fuerzas políticas opositoras desean presentar moción de censura. Ni siquiera las comisiones de investigación dirigidas por la oposición han detectado mal alguno.

Pamplinas, por mucho que Usted insista, esos miles de votos no representan nada contra 168 hombres y mujeres de la izquierda verdadera que si saben de verdad lo que pasa y lo entienden. No como Usted o yo, ignorantes de pueblo llano y allanado.

Hay que pedirle la dimisión a este Alcalde, votarle en contra sus propuestas, agotarle hasta que abandone, porque la vanguardia lo ha decidido; y no hay más que hablar.

No importa que quien puede mandar a estos 168 y quiere ser califa en lugar del califa, estuviera de jefe cuando se decidió lo que ahora critica u otras bagatelillas de las que ha informado la prensa. No importa que, enseguida, porque como todo el mundo sabe los principios son para el comienzo, el alcalde elegido por la vanguardia haga lo mismo que hacía el cesado y con menos gracia.

Lo que importa es demostrar quien la tiene más grande; la autoridad, digo.

Como sacerdotes del vaticano que, en nombre de Pedro por supuesto, concedían apartamentos a los próximos, favores a sus mesnadas; manejaban recursos del banco de dios o mataban papas, la vanguardia debe liberarse de los alcaldes que estorban gloriosos futuros para…la vanguardia.

Seamos comprensivos, necesitan tiempo para que le aproveche al convento y hacer clientela. A ver si con la cosa de la democracia, llega el día y el personal no vota al que quiere ser califa en lugar del califa.

Nada, el felón deporte de cambiar alcaldes es lo que se lleva ahora. El partido convertido en estado ataca de nuevo, cambia y pone alcaldes y derrocha políticas, pero es por nosotros y nosotras, que no vemos más allá de los privilegios de la casta política.