Pregunta electoral (VIII): ¿Por qué cuando UPyD dice austeridad quiere decir despidos?

“...le enseñaré de nuevo la luz a los que ahora están al borde del abismo...” O sea: les despediré o les bajaré el salario.

El Portavoz de UPyD en la Asamblea de Madrid ha tardado un poco, más o menos cuatro meses, en concretar que es la transparencia y la austeridad: ha propuesto despedir trabajadores de La Asamblea de Madrid y bajarles los salarios. Porque los de UPyD están en contra de todos los salarios públicos aunque no rechacen los suyos.

Que quede claro que los de UPyD están por el despido y la reducción salarial no como esa derecha infausta y débil que nos gobierna en Madrid que no sigue los dictados de la adecuada guía patronal. A UPyD no le hacen camisetitas de colores porque despide a quien haga falta, óigame Usted.

Ahora que se nos acaba el chollo antivasco, porque todos los vascos eran casi terroristas como esos malvados que abuchean a la gran timonel están preocupados. El terrorismo se acaba pero daba cantidad de votos por eso, justo el día que se anuncia el fin de la violencia terrorista, la gran timonel viene a decir, ni más ni menos, que “este comunicado es como otros” cosa que no se han atrevido a decir esos de la meliflua derecha.

UPyD asume la responsabilidad de hacerle el trabajo sucio al PP y a la patronal a ver si entendemos, de una vez, su función histórica para el porvenir de la patria. Que el PP es centralista, UPyD pie que se devuelvan competencias. Que el PP prepara reformas en el mercado de trabajo, UPyD pide que se baje salarios a los trabajadores. Ha costado cuatro meses pero ya sabemos de que va la cosa de la transparencia y la antipolítica: de derecha pura y dura, de la buena, buenísima.

Como la frase que encabeza este texto, en un documento público de UPyD distribuido en mi ciudad se lee: “quisiera ser campanilla, esparcir mis polvos mágicos...” Ante la eventualidad de que alguien piense que el autor de tan política frase haga otra cosa con los polvos que esparcirlos, me atrevo a pensar que no; que tales polvos se compran a la patronal y hacedores de insultos y tienen por objeto desprestigiar a trabajadores públicos, a los que, por cierto, el citado documento viene a llamar vampiros (“pasan por delante de los espejos y su reflejo no existe; les han chupado la sangre y la conciencia”).

El mesiánico y milenarista mensaje que encabeza esta entrada, además de reaccionario porque supone que su autor posee toda la verdad universal y se la dará a los pobres pecadores mortales, tiene, ahora que hemos escuchado a los responsables del PP en la Asamblea de Madrid, un significado más preciso: vamos a pedir más salarios y más despidos.

O sea: otros a los que no voto ni de coña.