¡Oh, cielos; Cameron está aquí!

Que escándalo, Cameron se ha infliltrado en las filas de la derecha española. Que te quede claro: no votes a Cameron; miles de laboristas ya lo han hecho. Dijo la policía: Rajoy tiene una agenda secreta. Y Rajoy, por molestar, que en realidad es lo que le gusta, afirmó que la política de Cameron le ponía.

Dicho y hecho; el Gobierno, que ha descubierto que cuanto más se explica le va peor en las encuestas, ha pasado a la estrategia del susto: ¡Qué viene Cameron! y el Grupo Prisa, siempre tan diligente, ha puesto al faro y guía de occidente a editorializar sobre el asunto. Una estrategia que a Brown le fue de muerte como todo el mundo sabe.

Pero qué escándalo fijarse en Cameron cuando tenemos aquí a Zapatero que es como más nuestro. Vale, Cameron va a recortar 21.600 millones de euros y nuestro Gobierno sólo 14.000; pero hombre, Zapatero va a aumentar la edad de jubilación a 67 y Cameron, un flojo, la va a dejar en 66.

Mucho recorte, mucho recorte, pero el flojo del inglés no ha pasado de recortar los presupuestos de los ministerios en un 19% como Zapatero, para enseñanza y liderazgo europeo, ha hecho y nadie de la derecha le ha ponderado tanto. ¡Qué Cameron va a despedir funcionarios! Pero bueno ¿no habéis leído la reforma laboral? Ya se puede despedir a trabajadores de las empresas y administraciones públicas por pérdidas y, desde luego, no renovar los contratos temporales.

¡Qué escándalo! Citar a Cameron con lo poco que nuestro José Luís tiene que envidiarle. Viene el voto del susto; qué miedo; qué miedo. Rajoy quiere recortar lo mismo que Zapatero; hasta ahí podríamos llegar, con lo bien que recortan estos en nombre de la patria, el progresismo y el porvenir de los banqueros.

Que te quede claro: no votes a Cameron; miles de laboristas ya lo han hecho.