¿De qué depende que un desastre oficial se convierta en error? De la llamada adecuada, naturalmente. Un ministro o ministra pueden estar dispuestos a rectificar, a elaborar esa discreta fe de errores, si las llamadas recibidas proceden de las personas adecuadas. O sea; en los gobiernos modernos, líderes y patriotas, la fe de erratas del Boletín Oficial depende de la capacidad de lobbying (presión, pero no queda tan fino).
Y esta claro que al señor Alcalde de Getafe no le vienen a preocupar las pensiones o los salarios de los funcionarios: lo que le preocupa es no poder endeudarse un poco más. No diré yo que razón no tiene que la medida se las traía; anoto, eso sí, que nadie ha llamado para el resto del decretazo de marras.
Dice el faro y guía de Occidente que los alcaldes socialistas se cabrearon por lo suyo, hubo muchas llamadas y que Leire hizo “llamadas de alto nivel”. Por un momento me he preguntado si llamó a Obama pero enseguida deduzco que no: el Premio Nobel Preventivo estaba alabando el recurso a la guerra ante los militares.
Llamadas, llamadas, de esas que convierten un desastre en error; de esas que rectifican para ridículo de la ministra de turno; esas son las llamadas que necesitamos. Se trata de buscar las personas adecuadas ¿quién haría que Leire hiciera llamadas de alto nivel? Un tal Gómez ¿ya que estamos en Madrid? Pues no parece. ¿Algún afamado sindicalista socialista? Tampoco parece. ¿Oabama? No; está ocupado con Corea. Se me acaba la lista de influyentes, tanto que estoy por llamar a la Merkel a preguntar como va lo vuestro.
La influencia, el lobbying, es democrático, faltaría más, lo ha dicho Chaves que sí le coge el teléfono a la alcaldada socialista. A ti te parece improvisación, chalaneo, pero es que no valoras el diálogo democrático. La Alcaldada se rebela, CiU amenaza con votar en contra del decreto, los alcaldes que en Elche aplaudían el recorte a los demás porque les ocultaron la cosa (que valiente es ZP, que legionario, que transparente) amenazan con hacerse el haraquiri: democracia, que sólo la ministra cree que fue un error; diálogo, no error…aunque se corrige con fe de errores.
Y ante tanta seriedad me pregunto : ¿No se habrán equivocado en la fecha de las elecciones?
Pero qué tropa, por dios, qué tropa.
Y esta claro que al señor Alcalde de Getafe no le vienen a preocupar las pensiones o los salarios de los funcionarios: lo que le preocupa es no poder endeudarse un poco más. No diré yo que razón no tiene que la medida se las traía; anoto, eso sí, que nadie ha llamado para el resto del decretazo de marras.
Dice el faro y guía de Occidente que los alcaldes socialistas se cabrearon por lo suyo, hubo muchas llamadas y que Leire hizo “llamadas de alto nivel”. Por un momento me he preguntado si llamó a Obama pero enseguida deduzco que no: el Premio Nobel Preventivo estaba alabando el recurso a la guerra ante los militares.
Llamadas, llamadas, de esas que convierten un desastre en error; de esas que rectifican para ridículo de la ministra de turno; esas son las llamadas que necesitamos. Se trata de buscar las personas adecuadas ¿quién haría que Leire hiciera llamadas de alto nivel? Un tal Gómez ¿ya que estamos en Madrid? Pues no parece. ¿Algún afamado sindicalista socialista? Tampoco parece. ¿Oabama? No; está ocupado con Corea. Se me acaba la lista de influyentes, tanto que estoy por llamar a la Merkel a preguntar como va lo vuestro.
La influencia, el lobbying, es democrático, faltaría más, lo ha dicho Chaves que sí le coge el teléfono a la alcaldada socialista. A ti te parece improvisación, chalaneo, pero es que no valoras el diálogo democrático. La Alcaldada se rebela, CiU amenaza con votar en contra del decreto, los alcaldes que en Elche aplaudían el recorte a los demás porque les ocultaron la cosa (que valiente es ZP, que legionario, que transparente) amenazan con hacerse el haraquiri: democracia, que sólo la ministra cree que fue un error; diálogo, no error…aunque se corrige con fe de errores.
Y ante tanta seriedad me pregunto : ¿No se habrán equivocado en la fecha de las elecciones?
Pero qué tropa, por dios, qué tropa.