Prohibiendo “palabros” …pero en Inglaterra

Andaba yo haciendo “benchmarking” internacional; o sea, viendo si alguna idea de allende las fronteras puede copiarse, perdón quise decir emularse, y me encuentro con una encomiable idea de la Asociación de Municipios Británicos: han decidido que los trabajadores municipales deberán dejar de usar hasta doscientas cincuenta palabras. Me he llevado algunas alegrías: por fin alguien dice que gobernanza, mainstreaming y holístico son horrendos vocablos a prohibir.

Eso si, la alegría no es completa y la tal asociación no se ha atrevido a proponer la solución administrativa correcta: el silencio.

Opinan los responsables del asunto que el sector público no debe esconderse detrás de una jerga impenetrable y frases incomprensibles, al menos cuando se relacione con los ciudadanos y ciudadanas. Recomendación que podría extenderse a casi todas las profesiones.

No hablo aquí, o al menos no sólo, de las patadas al castellano sino de esos “lenguajes propios” que construyen todas las profesiones para defender y argumentar su identidad. Los que dedicamos una parte de nuestro tiempo a la consultoría sabemos que una palabra rara se factura mejor que una simple. Por ejemplo, recomendar un “webinar” es mucho más moderno y caro que sugerir un encuentro o debate en la red o en Internet, cosa que se le podría ocurrir, faltaría más, a cualquiera.

Entre todas esas jergas imposibles, la economía y la política ocupan lugares destacados, el lenguaje administrativo se ha ganado el merito histórico de ser el mas esotérico e irracional de los lenguajes conocidos.

Pongo aquí un ejemplo. Los ciudadanos y ciudadanas de Arganda que aspiren a una bonificación en el Impuesto de Incremento de Valor de los Terrenos por herencia se encontrarán en la Web municipal, moderna, modernísima y accesible de la muerte como todo el mundo puede imaginar, el siguiente texto literal: “Cuando el incremento del valor se manifieste, por causa de muerte, respecto de la transmisión de un derecho real de goce limitativo de dominio sobre los referidos bienes, a favor de..”

Reconoced conmigo que si uno lee “derecho real de goce limitativo de dominio” en lo último que piensa es en una bonificación fiscal. Me atrevo a decir que suena a anuncio de servicio “sadomaso” en cualquier periódico.

No obstante, funcionarios y profesionales locales no deben alterarse. La prohibición sólo afecta a las relaciones con la ciudadanía. Esto es, en los documentos internos asesores, consultores externos y contratados podrán suministrar incomprensibles “palabros” a sus jefes o jefas. No os regodeéis creyendo que esta es cosa británica: leed la lista y empezad a tachar en vuestros documentos…

Por cierto; si uno de nuestros ministros infumables, el de trabajo por un poner, dice que los emigrantes" deben tachar de su agenda inmediata a España" no sólo le ha dado el penúltimo ataque de xenofobia sino que práctica un lenguaje burocrático. Es que en la patera no se lleva agenda, aunque el Ministro no ha deido caer en la cosa