e Il tempo de carnevale en Venezia …y en la Moncloa

Saben mis lectores de siempre que dos veces al año hablo de mi ciudad favorita. Cuando la marea la inunda (acqua alta) y cuando llegan los días de máscaras. Pues bien, aquí esta: hoy es primer sábado de carnaval, empiezan los diez días que harán temblar a Venezia (así con Z): preámbulo de primavera, tiempo de confusión, máscaras que prometen igualdad.

Pero el carnaval es tan amplio como eterno y se goza en cualquier rincón: en la Moncloa, sin ir más lejos. Hoy hemos decidido acabar con una negociación colectiva por decreto; privatizar la seguridad aérea por decreto, aprobar la movilidad laboral por decreto y suprimir derechos adquiridos en convenio, por decreto. Que nadie diga que Pepiño es un indeciso..ah, también es dialogante, por decreto, faltaría más.

Se podrá discutir o no la cosa de los controladores; pero reconozcamos que a Pepiño solo le ha faltado mandar el ejército a sustituir a los controladores aéreos o militarizar los aeropuertos. Me temo que el tiempo de Carnaval ha llegado al gobierno y vienen días pero de mucha mucha risa (ya lloraremos más tarde).

Propongo a nuestros ministros que, antes de privatizar el carnaval, participen con alegría en la fiesta (total, si en plena austeridad, se puede fletar un avión para rezar en Washington porque no reírse en Venezia).

Imaginad amigos y amigas al siempre hambriento Arlequín (Zapatero) víctima del avaro Pantalone (Salgado), mientras el charlatán Balanzone (Pepiño) habla como un ministro y el Polichinela (Teresa de la Vega), siempre filósofo, trata de organizar este desastre.

Pero entre hoy y el domingo, cuando el ángel vuele sobre San Marcos, ignoremos a los de los decretazos y pensionazos y quedémonos en Venezia, porque es tiempo de carnaval y de callejeo canalla, donde las máscaras del populacho y los burgueses, venidos a menos, se ven rodeadas de turistas que no han comprendido que, en Carnaval, no se ven ciudades sino que se consumen.

Decía Byron, hablando de Shelley: “él cree en la utopía, yo creo en Venecia”. Mis creencias son más amplias, incluyen Mikonos por ejemplo. Pero, más o menos, más o menos…