Señora Sinde tenemos un problema: La SGAE es un fallo del mercado. ¡ Oh, cielos, Teddy !: El capitalismo acabará contigo.

Definitivo: la SGAE es un fallo de mercado. Justo ayer discutía con Itziar sobre las razones por las que los fallos de mercado justifican la intervención pública (nos examinábamos, ella y por tanto todo el universo, de micro) y hoy nos llega este grato ejemplo: la gestión colectiva de derechos de propiedad intelectual en España responde a prácticas monopolistas.

Dice el sheriff de la competencia, el más arduo defensor de los derechos de propiedad en el sentido clásico del término (desde Adam Smith a Friedman) que la gestión de los derechos de propiedad no se ajusta a la libertad de mercado. ¡Oh! Ahora el cielo se caerá sobre la cabeza de Teddy. Décadas haciendo méritos en defensa de los derechos de propiedad para acabar aquí.

Dice la Comisión del libre mercado que la actual gestión no sólo ha llevado al “establecimiento de tarifas inequitativas (palabra que no está en el diccionario, pero los de la Comisión de la Competencia no se ocupan del idioma) y discriminatorias” sino que debe eliminarse, como barrera de entrada, “la obligatoriedad de la gestión colectiva a través de entidades de gestión en los casos en los que se impone en la actualidad”.

Señora Sinde tenemos un problema: casi toda la Comisión esa que le acompaña en el asunto de la persecución del universo, desde los que descargan archivos a los peluqueros, son una pandilla de “monopolistas” que atentan contra el equilibrio de mercado, el liberalismo y los principios económicos de la economía sostenible. Señora Ministra, está Usted en un lío.

Teddy, se pone la peluca, saca el órgano y el video de la internacional y anuncia que el más añejo capitalismo le busca las cosquillas. Teddy rebusca en el desván la vieja bandera rota, la colorada le dice a su familia. No; la roja de la selección no, la de la guadaña, joder, la de la hoz y el martillo. ¡El mercado viene a por mi!, le grita Teddy algo nervioso, por móvil de próxima generación pagado por los autores, a Ramoncín.

Ramoncín pregunta si el mercado ese es amigo de Barranco o Zapatero, por si él, siempre dispuesto, puede hacer algo. Teddy, cuelga, desesperado : está solo frente al mercado. ¿debe llamar al Partido? ¿Al único, al glorioso? ¿Le entenderán? Sospecha que no y además no tiene el teléfono. ¡ Oh, cielos, Teddy , susurra para sí mismo, El capitalismo acabará contigo!

Hay días, dios existe, en los que uno se acuesta riéndose una “hartaa” (lean la nota de prensa, léanla)

(Iba a escribir sobre el asunto de que para que Pepiño cobre lo mismo que un controlador aéreo tiene que tener la misma productividad. Pero esto tiene más gracia)