La derecha en la calle: que ejemplo, que ejemplo…

Yo aviso que luego es tarde: se empieza en la calle y se acaba en la “pijoborroca”. Radicalizamos a los cachorros y cualquier día salen de misa, se nos calzan un pasamontañas de “Berghaus” y una camiseta negra con la efigie de Snoopy en colorao, y nos apedrean las lunas de Loewe .

A mi me encanta que la derecha se manifieste. Primero porque es sinónimo de que no mandan; segundo porque como no van a clase de ciudadanía pues tienen que aprender cosas democráticas en la práctica; y, finalmente, para que cuando manden y nos envíen la policía a reprimir podamos recordárselo.

Estábamos en Madri(z) inquietos por que nos parecían muchos contra el aborto y nada. Falsa alarma; los hemos contado: una empresa experta, Lynce, nos dice que no llegaban a 56.000; para ser exactos 55.316. Es la misma empresa que cuando los medios hablaban de millón y medio en el Día del Orgullo nos dijo que sólo había 58.171. O sea, que igual había más…

Pero, antes de que nadie dude, apresurémonos a decirle al Gobierno que no era para tanto no sea que, con la cosa de que necesitan votos para el Presupuesto y para casi todo, empiecen con las rebajas para sacar el voto de los catalanes, canarios o algún otro.

Benedicto y la jerarquía católica han animado a la muchachada conservadora a afrontar la penúltima batalla contra el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo y su maternidad. Estos liberales en cuanto tose el Vaticano abandonan la libertad a la velocidad del rayo divino.

Lo que en realidad molesta es la ausencia de respuesta del Gobierno a la campaña de la Iglesia y de los grupos provida en el ámbito social y cultural. Vale que se ha hecho una ley pero no se ve la firmeza necesaria frente a una cuestión de principios y valores.

La intromisión social de la jerarquía católica adquiere la forma de partido extraparlamentario y fundamentalista. El paso de convertirse en animadores de manifestaciones que alimentan la energía de los cachorros es la siguiente etapa de cualquier manual.

Es por eso que la cruzada de los obispos no es una función eclesial sino fundamentalmente política y como tal necesitaría una respuesta política. La cosa del gobierno con encuestas es lo que tiene: han contado oposición y seguro que, más de uno se arrepiente de haber presentado la Ley.