Europa se llena de muros.

Parece que se debate en Europa ¿de verdad? Algunos dudan seriamente de que ese debate sirva para movilizar a nadie y predicen un record de abstención. Una de las razones quiza sea que, mientras estos ilustres eurodiputados vocean lugares comunes, viene a resultar que la vida real insulta a la inteligencia de la mayoría.
Hoy, simplemente, os recomiendo un reportaje fotográfico aparecido en la revista digital Witnes que relata la vida de los inmigrantes que proceden del este y que son retenidos en Eslovaquia, país europeo del espacio Schengen que, como manda la ley europea, ha levantado un muro para evitar su entrada.
Hace unos días en italia se impedía que desembarcaran en Lampedusa inmigrantes extracomunitarios procedentes de Malta. Viajaban 66 en una barcaza y el Presidente del Milán decidió dejarlos morir en el Mediterráneo, que a este ritmo pasará de ser mar muerto a mar de muerte.
Las fronteras de la cómoda Europa se llenan de Centros de retorno, centros de la vergüenza, que son auténticos muros que nos separan de la pobreza, venga del este o del sur.
Es sorprendente la facilidad con la que el tema ha desaparecido de los medios, más sorprendente aún cómo la mayoría social aplaca su conciencia aceptando la calificación de “criminal” para mujeres, niños u hombres que se lanzan al Mediterraneo buscando las migajas del modelo social europeo.
Mientras los Ministros de Italia, de Malta y de Libia debatían, en las costas de Lampedusa, una chica embarazada de dieciocho años moría en la esquina de una barcaza. Una criminal menos, imagino.
Vayamos a predicar las caídas de otros muros y olvidemos los que se levantan en nuestras fronteras. Es más tranquilizador.