¿Una red o un sindicato?

Los parados de Full Monty ensayaban su “striptease” en una oficina de empleo. Hoy, no lo harían. Colgarían un video en youtube y buscarían un sistema de micropagos para quien quisiera ver la escena final. ¿Se trata de mi habitual ironía? ¿Se trata de suministrar ideas a parados? No; bueno, no del todo.

Se acumulan informes y datos que indican que la crisis no ha sido una mala noticia para las redes sociales: trae inesperados e increíbles aumentos de usuarios. Y no; no es sólo un problema de tiempo disponible. Es un problema de modelo de comportamiento.

Hasta los profesionales del sector financiero siempre reticentes a mezclarse con los comunes mortales empiezan a llegar. Más o menos parecen estar diciéndonos: “probablemente el bono no existe; así que pasemos el rato y preparemos para lo que venga”.

Tanto es el entusiasmo que ya se hablan de nuevos modelos y en las cocinas de emprendedores se piden nuevas ideas de negocio. La crisis ha dado a las redes lo que los otros sectores están perdiendo: clientes potenciales.

Observemos algunas pautas. Los desempleados y desempleadas, aunque estén en su casa, no se aíslan. Han volcado su estrés en un amplio diálogo con otros y otras como ellos. Pero, amigos y amigas, este diálogo no se produce en los sindicatos, en asociaciones, en organismos públicos, en oficinas de empleo sino en las redes sociales.

Tardaremos en saber si es un movimiento de fondo. Lo institucional, los espacios de encuentro tradicionales, están desacreditados pero eso no cancela la voluntad de socializarse de la gente. Desempleados y desempleadas navegan y crean redes y cambian sus comportamientos. Algunos informes hablan ya, por ejemplo, de reducción de los correos electrónicos y su sustitución por las conversaciones interactivas. Bien por la 2.0

Pistas hay también sobre el modo en que se espera conseguir empleo en esta crisis: por cooptación. Las ofertas no aparecen en los organismos públicos, ni en la prensa, ni en casi ninguna parte. Son las redes sociales, los conocidos, los que transmiten, a modo de chismes, esta o aquella posibilidad.

Hace tiempo que la capacidad de generar redes es un símbolo de una integración de calidad en el mercado; hoy, es probablemente un elemento de seguridad. ¡Ay de aquél que no tenga red!: una nueva dimensión de brecha digital se nos viene encima.