La patrulla italiana

El fascista rampante, el Presidente del Milán, ha dado un nuevo paso para destrozar la cultura democrática italiana: ha legalizado las patrullas ciudadanas, la vigilancia urbana, la venganza vecinal como medio para resolver la ola de inseguridad que vive Italia. La “ronda” como se dice en italiano vigilará la noche.

Los vigilantes funcionarán en las sombras; en la noche y en la penumbra del estado de derecho que ha dimitido de su obligación de proveer seguridad a ciudadanos y ciudadanas como, incluso, ha denunciado el Vaticano.

Los vigilantes han solido ser una forma de afrontar la seguridad cuando el estado no existe; se desconfía de él; es corrupto. Ejemplos pueden encontrarse en buena parte del mundo.

Pero es, ahora, en la Europa de los derechos humanos donde un gobierno toma la iniciativa: la ronda de Berlusconi da paso, en una de las cunas de la civilización, a las peores pulsiones en materia de seguridad. Las falanges mussolinianas que recorrían las calles; las patrullas nazis buscaban la paz urbana de los atemorizados burgueses,

En un país que se descompone; en una Europa que se desvanece la Ronda es expresión de la rendición de la democracia.