Facebook perjudica seriamente mi salud y si duermo salvaré a la especie.

Había descuidado mi habitual actualización de conocimientos científicos (los estudios vaticanos de los que hice gala anteayer no cuentan). Así que he dedicado unos minutos a ponerme al día. Y para eso, nada tan interesante como pasarse por “il corriere de la sera” que siempre cuenta cosas notablemente divertidas sobre estos asuntos.


La primera investigación encontrada se refiere a los efectos médicos del uso de las redes sociales: tumores, derrames cerebrales, problemas cardíacos e incluso demencia. Si hiciera caso al Corriere debería cerrar ahora mismo el ordenador y borrarme de Facebook o Linkedin.

Información obtenida de un estudio del sicólogo Aric Sigman. Este afirma, menos mal, que la lectura periodística es errónea y se dispone a tranquilizarnos: él no anuncia tales males, solo afirma que el desplazamiento de las relaciones sociales cara a cara “está asociado con cambios sicológicos que incrementan la incidencia de las enfermedades o provoca más altas tasas de mortalidad prematura”.

Así ya se queda uno mucho más tranquilo; ¿no? ¿Qué hacer? Ah; il Corriere está en todo e inmediatamente después se refiere a otro notable informe científico: la relación entre el sueño y el provenir de las especies.


Un investigador de la Universidad de Oslo, Lee Hsianga Liow – al que confieso no haber leído nunca, lo que conociéndome resulta sorprendente - ha analizado las especies que duermen e hibernan y concluye que son las que menos riesgos de extinción corren. O sea, queridos y queridas, meses discutiendo sobre la calidad del esperma como factor de riesgo y resulta que la cosa es que hay que dormir más.

Sé que resulta fastidiado, chicos y chicas, pero si seguís trasnochando en las redes sociales y los chats me temo que las marmotas se harán con el mundo libre. Luego no digáis que mis conocimientos no os son útiles o que nadie os avisó.