¿Un Nostradamus para el último peldaño del capitalismo?

Llevo varios días pensando en continuar mi serie sobre la crisis (Ellos son imbéciles pero el dinero era nuestro). De hecho la tercera entrega ha de llamarse “Los refundadores”, especie ésta tan abundante que merece ser glosada.Pero algo me detiene; lo confieso: me avergüenza ser el único que no sabe cuándo acabará la crisis.
Si; la historia de otras crisis me dice cómo acabará: cuando la gente se ponga a consumir y las empresas pidan créditos a cuenta de ese consumo. Siempre ha sido así; así será la próxima vez y cuanto más tarde peor. Pero lo que se llleva no es el cómo, mira tú, sino el cuándo. Y todo el mundo tiene una respuesta menos un servidor.
Zapatero cierra la crisis en marzo; los obispos la cerraron al día siguiente de descubrir que el capitalismo financiero no tenía moral (hay que ser obispo o francés para separar al capitalismo financiero de la naturaleza del capitalismo); Rajoy pone final al día siguiente de la derrota de Zapatero. Obama necesitará por lo menos una legislatura, pero ya se sabe que es un radical.
En la parte alternativa la cosa empezó con un debate sobre si las cosas son "las peores desde" diversos tiempos, de 1992, o 1981, o los años 70, o los años 30. La economía crítica se ha posicionado: es la peor desde la Gran Depresión. Claro que, desde entonces, hemos anunciado la muerte del capitalismo en sus diversas fases; vale de esta no pasa: será el último peldaño.

Pues, a pesar de tanta confirmación de superaciones de distinto tipo y naturaleza sigo desconcertado. No veo claro el ponerle una fecha a esto, especialmente, si los mercados siguen parados, los responsables de los bancos centrales dicen que las medidas son insuficientes y los negocios, grandes y pequeños, se estancan.

Añoro los tiempos en que los economista decentes influían en política (alguno fue profesor mío, aunque a mí me aprovechara poco). Así que soy de los que van con una lámpara buscando entre los textos sesudos, líneas de periódicos, en la red donde está el Keynes de la época (que me perdonen los heterodoxos: si acaso el último peldaño dura mucho, unos cambios …).
Pero en lugar de eso la mayoría de los “refundadores” europeos se conforman con la sonrisa de Blair, las tontunas de Sarkozy y el nacionalismo de Merkel mientras buscan la fecha en la que todo acabe o los más audaces se la ponen.

Bueno, tampoco hay que ser muy duro: si los expertos en previsión económica fueran serios habrían dimitido en masa. ¿Porqué no creer las fechas de Zapatero, o las de cualquier otro? ¿O porqué creerlas?...

A lo mejor, para el último peldaño del capitalismo lo que necesitamos no es un Keynes sino un Nostradamus. Paguemos por la profecía.