8 de Febrero 2017.ED
Hay imágenes estúpidas; les propongo una: un traje de
astronauta viaja hacia Marte, en un coche rojo que vale casi cien mil euros,
mientras suena una canción de David Bowie (Starman).
Hay protagonistas imbéciles; les propongo uno: el ego de Elon Musk
– un pijo con complejo de Peter Pan enriquecido a golpe de subvenciones- que ha
hecho posible el viaje del traje de astronauta.
El viaje no aporta nada. Salvo barrer a la competencia
aeroespacial privada, con una operación de marketing vacío. En realidad, es una
cortina de humo para ocultar dos cosas: unas pérdidas de casi 650 millones de
euros en un trimestre de TESLA y que la empresa es incapaz de producir
vehículos.
Tesla no sabe producir más de cien mil
vehículos en un año - Volkswagen fabrica diez millones y medio-
y solo ha producido 2425 ejemplares del afamado Modelo 3,
para el que había una lista en espera de quinientos mil, convenientemente
pagada.
El estúpido espectáculo de un coche
rojo viajando hacia Marte, conducido por un traje de astronauta, solo
demuestra el ego maniaco de un “pijo” subvencionado por la industria de moda
Noventa millones de euros y un cochecito
de cien mil andan por el espacio, en dirección a Marte. Nada tecnológicamente nuevo, a
pesar de lo que se ha dicho, aporta este viaje egomaniaco: los cohetes ya se
usan para aprovisionar la estación espacial internacional y su destino es el de
aportar más satélites militares al espacio.
El problema del dinero gastado por el
pijo es que no es verdad que lo pague él. Si no me creen, crean al Angeles
Times, que ya en 2015 denunció que los recursos que manejaba TESLA y Musk
proceden de subvenciones, exenciones de impuestos, construcción de fábricas,
préstamos no cobrados, créditos ambientales, créditos y descuentos fiscales. El
negocio de TESLA no es hacer coches eléctricos, sino cobrar por decir que los
fabrica.
Pero no solo el dinero no es de Musk,
sino que deberíamos acordar que gente como él no puede jugar a marcar
nuestras prioridades. Hace unos meses,
el pijo con complejo de Peter Pan, decidió que era “guay” vender
“lanzallamas”. Como lo leen: logró que otros pijos (en general son señores,
las mujeres no suelen hacer estas cosas) le dieran tres millones y medio de
dólares en un solo día a cuenta de maquinitas incendiarias.
No es una prioridad enviar un traje de
astronauta a Marte, por cierto lo más probable es que se desintegre antes de un
año, dicen los expertos. El mismo día que Musk decidió mostrarnos que lo tenía
más grande –hablo del ego- moría gente en Siria, se derrumbaban las
bolsas o pequeñas cosas de este tipo. No; eso de que cada uno puede hacer
cualquier cosa con su fortuna deberíamos pensárnoslo.
A Ustedes puede parecerles que una
misión a Marte es emocionante. A uno le emociona y le irritan los niños y
niñas que mueren cada minuto, la pobreza en los propios Estados Unidos o la
violencia a la que induce que un señor venda lanzallamas.
Puede ignorar este sentimentalismo
de antaño y calificarlo de demagogia; de acuerdo. Pero los programas
financiados con apoyo público, como es el caso del coche eléctrico, no
deberían financiar prioridades tan ajenas a un proyecto colectivo..
Hace una semana, unos trabajadores y
trabajadoras del automóvil en Figueruelas debían salvar su puesto de trabajo,
congelando su salario. Con lo que el "peter pan" de las narices se ha
gastado ni se sabe los aumentos salariales que podrían pagarse. Claro que ya les
vale a los franceses, no poner un Corsa camino de la luna, por un poner.
Los insultantes Musk y TESLA han utilizado el dinero público y la
mercadotecnia para barrer el mercado de competidore. Los medios han trasmitido
la fiesta de “pijos” como la noticia del día; Musk volvía a despilfarrar una
parte de su fortuna haciendo mucho ruido y enviando un traje espacial a un
millón de kilómetros.
Ahora, Usted ya sabe por qué nunca me
compraré un TESLA.