Por dos monedas de plata y una birra

El enterrador de IU ha celebrado la liquidación de su formación. Una birra y dos escaños ha sido el precio. Hay otros grandes premios como candidaturas en Teruel, Ciudad Real o sitios parecidos, a más de escaños que nunca se obtendrán en Madrid.

He tenido la tentación de hacer lo mismo que Javier Aristu y no hablar de elecciones pero, lo confieso, no tengo ese espíritu Zen que siempre hizo de Javier un tipo reflexivo e ilustrado. 

Lo de la venta de IU por un par de escaños me ha irritado un pelín, lo reconozco. No porque yo le viera más o menos futuro a la cosa sino porque he recordado los días en los que proponer acuerdos contra la derecha era motivo de expulsión o cuando en nombre de una supuesta regeneración, democrática naturalmente, interesaba más masacrar socialistas que ganarle a Aznar. 

Es lo que hay, lo se: la victoria del espíritu de Anguita reencarnado en airados hijos de la pequeña burguesía empobrecida. Es lo que tiene quedarse sin clase media: no nacen formaciones políticas de trabajadores sino políticas de la ira.

Naturalmente, en esta potente y durisima negociación no nos hemos enterado mucho del programa. De hecho, no nos hemos enterado de que Garzón ha vendido su programa. 

Ya no tenemos República, ni nacionalizaciones ni todas esas tontadicas con la que los gatitos nos castigaron en las anteriores elecciones. Es de agradecer la conversión socialdemócrata de Garzón, que en la anterior campaña calificó de socialtraidor, más o menos, a Iglesias. Quizá resulte penoso que el programa fetén, fetén, se alquile por unos escañitos pero al menos, como aquí se escribió, se agradecen programas bajos en tonterías.

Una birrita y a disfrutar. Me imagino lo que se hubiera dicho de dos viejos políticos tomando copas delante de las televisiones. De hecho, me acuerdo cuando sin hacerlo se las inventaban a otro Iglesias bastante mas digno que el nuevo. Pero, camaradas, un par de escaños bien vale un botellón. Monereo y Monedero ya escribirán un libro para explicar que se trataba de reciclar a los pitufos gruñones en pueblo.

Una vez me dijo Antonio Gutierrez, el Guti, cuando la política catalana aportaba sabiduría, que la izquierda está para competir y colaborar. Es decir, es electoralmente plural y puede acordar gobierno; así hicimos el municipalismo democrático, se gobernaron Comunidades y se pudieron alcanzar acuerdos de gobierno. La renuncia a este viejo principio nos ha dejado sin cambio, sin pluralidad y sin izquierda.

Hoy lo que se lleva es sustituir la izquierda por la ira. Vuelven pues los días en los que no importa que gane la derecha sino que pierdan los sociatas. Tuvimos el cambio en la mano y ahora queremos ganarlo con falsa ingeniería de contabilidad electoral. ¿Una birrita