¿Economía gig en los programas electorales?

Lo único gig que Usted conocía, hasta hace poco, era un músico que vivía de los “bolos”. Gig: una palabra, con origen en el jazz, que describe el vivir de trabajos ocasionales. Desde hace un par de años, se refiere a gente que trabaja unos pocos días en pequeños trabajos.


Un numero creciente de personas participa en este mercado. Se alquila un cuarto a turistas, se diseña una página web en casa, se alquila como taxista (uber), se pasean perros o, mas castizo, se hace de camarero el fin de semana…Economía gig.

¿Se trata de explotación o de innovación? Para los optimistas, promete un futuro de innovación sin límites. Para los detractores, presagia un futuro privado de derechos laborales y trabajo a destajo.

Llámese emprendedor, autónomo, freelancer o economía irregular, el mercado de trabajo español ha recibido esta economía más en forma de actividades sumergidas que en innovadoras fórmulas de negocio tecnológico.

2,6 millones de personas han firmado contratos inferiores a siete días en el primer semestre de 2015, un 25% de los contratos que se firman, en un contexto de reducción salarial.

Rentas ocasionales, bajo nivel salarial, crisis de la seguridad social, tendencias a la economía irregular, son los que determinan la apertura de la economía española a la economía gig. Los programas electorales diseñan un escenario que potencia esta tendencia.

La suma de caída salarial y trabajo ocasional conduce a la perspectiva de trabajadores pobres, especialmente mujeres. Conduce a las propuestas de rentas mínimas.

 EL PP mantiene la política que ha promovido la economía gig. Podemos propone una renta básica que, al dejar de ser universal, pasa a ser como el ingreso mínimo vital del PSOE. El candidato comunista rechaza el sistema de renta mínima pero su “trabajo garantizado” es una subvención pública, en realidad.

Los programas tampoco incluyen notables estrategias de crecimiento salarial. El complemento salarial de Ciudadanos para las rentas más bajas deja el salario justo por debajo de mil; 900 es lo que pone Podemos para su complemento a las familias y 900 es el salario que Garzón quiere para sus empleos públicos. Algo menos de 900 es lo que Pedro Sánchez pone a su salario mínimo.

En estas condiciones, son evidentes las tensiones en el sistema de pensiones. EL PSOE propone una ruptura en la filosofía del Pacto de Toledo: la desaparición de la “separación de fuentes” (pagar con cuotas las pensiones contributivas y con impuestos las asistenciales). Ha propuesto un impuesto especial para la financiación de la seguridad social.

Los programas electorales aceptan que nuestra reducida capacidad para mejorar rentas y crear empleo forzará el camino asistencial. Los programas electorales dejan abierto el camino hacia la economía gig.

La gente vivirá “haciendo bolos".