Populistas y demagogos; reaccionarios y algún que otro despistao

Esos comunistas radicales que dicen que la condición de diputado y diputada no debe genar derecho a pensión. Así, Pasionaria habría muerto sin ayudas y ninguno de los secretarios generales del PCE se hubiera jubilado a los 65 años.

Esos republicanos que se hacen eco de un medio fascista que afirma que en España hay 445.568 políticos, ni uno más ni uno menos (y que por cierto han contado mal hasta los senadores). Nos ocultan que probablemente, no superen los cien mil, que son menos que en Alemania, por ejemplo, y 68.000 son concejales, de los que más de la mitad no cobran.

Los que proponen que los políticos no cobren, o cobren el sueldo mínimo, y que nos ocultan que en España ya tuvimos políticos que no cobraban más que comisiones o que hacían política el cura, el secretario y el guardia civil en el casino, después de administrar sus respectivas sinecuras. Que en realidad quieren que hagan política los que tienen negocios, asesorados por habilitados nacionales de nivel A, naturalmente.

Diputados y diputadas de la Asamblea de Madrid que, solidarios ellos, le regalan una pasta a Esperanza Aguirre para que se la pase a algún amiguete, al del Casino, por ejemplo, cuando con ese dinero podían salvar varios de los 80 desahucios que se producen cada día.

Esos populistas y demagogos que andan defendiendo que en la oposición no se deberían cobrar salarios, ni dietas, porque la oposición sobra, como todo el mundo que no sea un corrupto sabe, porque para hacer oposición ya están los que los respectivos caudillos designen.

Joseantonianos y hedillistas de nuevo cuño que desean cancelar comunidades autónomas y ayuntamientos, para que se alejen los gobiernos de la gente y mande el gobernador civil que ese si que sabía de como iba la cosa. Los mismos, seguramente, que quieren acabar con la representación sindical de los trabajadores porque ya están ellos para defender que los trabajadores hagan lo que tienen que hacer.

La gente de izquierda, izquierda, que, faltaría más, está de acuerdo con reducir el número de concejales en un treinta por ciento, ocultando que en pequeñas circunscripciones la ley D´hondt se convierte en mayoritaria.

Que, por ejemplo, IU en Madrid, perdería el 40% de su representación institucional (frente a un 30% de reducción de concejales) y la representación en 18 Municipios (el 22%) en los que tiene presencia. En suma, se produciría una concentración del bipartidismo en tiempos que parece que la gente demanda más pluralidad.

Quienes aceptan pasivamente, porque está de moda, que lo público y los políticos son los primeros responsables de la crisis, exonerando a los muñidores de codicia, burbujas y rescates.

Todos, en suma, los que quieren que no haya políticos hasta que solo quede uno (probablemente no elegido) y gobierne con funcionarios, naturalmente habilitados nacionales y de nivel A.