Definitivamente, son días de apocalipsis.

La Bestia se ha hecho cargo del orbe no cabe duda. Hasta Benedicto desvaría.

Son días en que un Brasileño le riñe a un líder europeo por la cosa económica; los activos de los bancos franceses y alemanes, fortísimos como todo el mundo sabe, tienen mas agujeros periféricos que el gruyer; doscientos ocho años después la tierra amenaza con echar lava en el Hierro; los neutrinos se ponen a correr más que la luz y así sucesivamente, hasta llegar al no va más de lo raro, raro, raro: los socialistas ganan unas elecciones...en Francia.

Conturbados por tan notables sucesos solo faltaba Benedicto para ratificar que las cosas nunca serán como eran: ha convocado a la iglesia, ni más ni menos, “a que se despoje de su riqueza terrenal y del poder político”. Y ha agradecido la “secularización, (para que se quejen los predicadores, toma esa) porque "siempre ha contribuido de manera esencial a su purificación y a su reforma interior" (o sea, a hacer una limpia, vamos).

Que el teólogo se haya puesto de místico benedictino habrá hecho temblar a más de uno. A ver si ahora nos vamos a pasar a la austeridad como cualquier Concejal de Pueblo, se han dicho los padres de la iglesia en los SMS, transmitidos en móviles de última generación y pagados por el Espíritu Santo.

Ya me imagino a Rouco escondiendo las sobras de los milloncejos de la Jornada para por si acaso o preguntándose donde va a trabajar él para evangelizar o cómo va a pagar de su bolsillo las afamadas mochilitas. No; no puede Benedicto hacerle tal felonía a él, reclutador de ovejas y pastor del mayor rebaño que los siglos vieron.

Ahora ya solo nos queda esperar los correspondientes decretos que ordenen a los obispos y al Vaticano las correspondientes desamortizaciones. Nos queda esperar que la Orden y los Legionarios abandonen cátedras, concesiones administrativas, conciertos públicos y consejos, símbolos del poder mundano y la riqueza terrenal y se apresten a pastorear almas con el escueto habito como único recursos.

Esto hay que verlo, hay que verlo.