El guardian de nuestras banderas

Le teníamos encargado que custodiara nuestras banderas (rotas en su mayoría). Ahora nos quedamos sin guardián.

Cuando lo conocí, al llegar a la Zaragoza de la transición me llamó discutidor; no recuerdo ahora porqué pero tenía razón. La última vez que lo vi, antes de abandonar el Congreso, me recordó a mis hijas. Cuando lo conocí era candidato del partido, de ese que hoy no ha sido citado en la tele, que parece que sólo se ha dedicado a la política en los últimos años del Congreso.

Los aragoneses le agradecemos que construyera a golpe de canción nuestra identidad compatible; le expresamos el respeto que merece todo aquel que lucha; le recordamos como el “abuelo” amigo que fue referencia ética de generaciones enteras y, desde luego, le veneramos como artista.

Hace unos días, escuchaba en este blog una de sus canciones. La de las banderas rotas. Será su muerte glosada innumerablemente. Yo sólo canto mientras me imagino en la Aljafería con mis paisanos canturreando alguno de sus himnos.