Vacaciones; día 1: ¿ me espía mi detergente?

Empiezo mi semana de vacaciones. Vacaciones caseras dice la Señora. La misma señora ha anunciado en el “feisbuk” su alegría por el momento. Una de las ventajas de estas vacaciones, dice la señora, es que cocino bien. O sea: que empezamos mal. Mi elaborado argumento de que ir al restaurante aumenta el consumo, supera la crisis y evita que Pepiño nos suba los impuestos, ha sido derrotado de antemano.

En fin, mascullando mi derrota, me dirijo a la cocina piscinera y empiezo las tareas propias de mi condición de afamado restaurador: limpiar. Es sabido que todos los afanes gloriosos tienen momentos oscuros. Justo cuando empiezo, noto un movimiento raro: el detergente se mueve.

Formado en las mejores series de detectives realizo todos los movimientos necesarios para descubrir al espía; es cierto: me vigila. Sigue el camino de la mano por la pila; se esconde tras el lavavajillas cuando trato de descubrirlo pero fracasa estrepitosamente cuando hago un movimiento brusco para atrapar el estropajo. Descubierto: el detergente me espía.

No es una ficción. El detergente Omo, de Unilever, ha añadido a su producto brasileño un dispositivo GPS que permite a su agencia de promociones seguir la pista al domicilio de sus compradores. El pretexto es regalarles una cámara de video y un día de fiesta en familia. Los expertos en marketing han inventado el premio que encuentra al consumidor. Cincuenta cajas con GPS han sido repartidas por todo Brasil, los equipos de marketing pertrechados equipos móviles localizan al comprador.

Tenemos que ser innovadores, dicen los expertos, y a mi la cosa de la innovación esta me mosquea, parece una invasión poco ética de mi entorno. Ahora no sólo estoy localizable por el móvil, el vehículo, el twitter y todas las imaginativas aplicaciones que combaten el ancestral ansia humana de esconderse: ahora el chivato será mi detergente.

Una ola de despidos baratos a causa de pérdidas producidas por la tecnología amenaza a la profesión de espías. Los GPS de marketing tendrán múltiples funcionalidades desde combatir el terrorismo hasta descubrir donde lava sus platos el Vicealcalde de Madrid.

Siendo la Señora afamada militante de la causa de la libertad voy a ver si me niego a cocinar y exijo ir al restaurante como rebelión ante el espionaje. Si cuela, cuela.